La Ventana conmemora los 100 años del Pozo Sotón: "España tiene una deuda pendiente con los mineros"
El programa se ha desplazado hasta Asturias para poner nombre a los mineros y recuerdan las historias de lucha de su industria
La Ventana desde el Pozo Sotón en Asturias
La Ventana conmemora un evento muy especial, no solo cumple 100 años Cadena SER, también el Pozo Sotón de Asturias cumple un centenario de historias. El equipo se ha desplazado hasta San Martín del Rey Aurelio para contar desde dentro la crónica de miles de mineros que consiguieron sacar adelante a una industria y quienes desgraciadamente quedaron atrás.
La mina cerró hace diez años y lleva dos realizando guías a visitantes que quieren adentrarse en la experiencia, este programa se ha realizado en sus instalaciones y tiene a varios invitados muy especiales. Entre ellos, está Carlos, un exminero que explicaba el terror que sentía de adentrarse el primer día en la mina: "Había escuchado en casa cómo iba a ser, pero el primer día coger la jaula y todo fue muy duro. Entré de electromecánico y luego pasé a servicios generales. No hay otra, trabajas y es así". Paloma Llanos es periodista en SER Gijón y compartía también qué sintió al adentrarse por primera vez en ella: "Yo desde que bajé el año pasado al Pozo Sotón nunca más se me ocurrió bromear sobre los sueldos de las mineras y los mineros".
De hecho, muchos asturianos se pueden sentir identificados ya que muchos de sus padres y abuelos trabajaron también en esta industria. Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, indicaba que era "la historia de mi vida y mi familia". Añadía también el presidente que "esto de la memoria histórica queda muy lejanos. No hay que olvidar que después de la guerra los mineros trabajaban una hora diario a la reconstrucción del país gratis. Por eso cuando se habla con esa ligereza sobre las comarcas mineras digo que tenemos una deuda pendiente con ellos".
De la minería a la física nuclear, la influencia de los padres
Además de las instalaciones que arrebataron la vida de 540 personas, las condiciones laborales a las que se tuvieron que enfrentar los mineros también dejaban bastante que desear. Recuerda Carlos cómo tuvo que celebrar su comunión: "Cuando hice la comunión mi padre llevaba 3 meses sin cobrar y no teníamos dinero. Fuimos a barrer a una casa aquí cerca y mejor que cualquier restaurante". Y es que el padre de Carlos tuvo su mismo oficio, al igual que muchos del pueblo. De hecho, la periodista afirma que, a la hora de situarse en el colegio, solían preguntarse en que minas trabajaban los padres.
"Tú llegabas al pozo y había 600 paisanos que habían decidido que ese día no se bajaba a la mina. Lo que salió de esas cuencas mineras es el poder del colectivo. Todos tuvimos que hacernos familias unos de otros, tus vecinos eran andaluces, gallegos, portugueses...", recuerda Barbón que la hermandad que surgía entre los compañeros es algo que a día de hoy es muy difícil de recrear, ya que debía de haber "una confianza absoluta en todos tus compañeros que no te van a dejar atrás".
Mujeres mineras
Pero no solo había hombres en la mina. Actualmente el 23% de mujeres ocupan lugares del entramado de la industria minera, pero para que ellas trabajen ahora, fue necesario el esfuerzo de muchas hace treinta años. En diciembre de 1992 Concha García consiguió que el tribunal constitucional declarara nula la prohibición para que las mujeres no pudieran trabajar dentro de los pozos. Cuatro años más tarde, cuatro mineras entraban al Pozo Pumarabule y Santiago con todos sus derechos laborales reconocidos.
Ana Álvarez una de las cuatro mujeres que en enero de 1987 y tras meses de lucha comenzaron a trabajar en el Lavadero de Sovilla pero escoltadas por la guardia civil y apoyadas por las militantes de la asociación feminista de Asturias: "Las mujeres en casa, haciendo la comida. ¿Qué pintan en la mina? Mientras hubiese hombres sentados éramos mujeres casadas y nuestros maridos trabajaban". Tamara Espeso entraba a trabajar en el Pozo Nicolasa dieciocho años después de que la mina le arrebatase a su padre: "Se burlaban de ti y te hacían de menos. Cuando yo entré se morían muchos compañeros. En mi primer año se mataron tres".
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