Los delitos del novio y los del jefe de gabinete

Barcelona

A Miguel Ángel Rodríguez le costará más mentir, urdir nuevas falsedades y cometer nuevos delitos. Una jueza de Madrid acaba de imputar como investigado al novio de su jefa, Isabel Díaz Ayuso.

Y no por un delito, no, sino por tres. Dos de ellos, de fraude fiscal, con penas de hasta cinco años de cárcel; otro de falsedad en documento público, con pena de hasta seis años. Los 350.000 euros que Alberto González evadió a Hacienda, según confesión propia, tocará ponerlos a los demás contribuyentes.

¿Va a poder sostener ahora Ayuso que la jueza también forma parte de un manejo "turbio"; qué milita en ese contubernio de "todos los poderes del Estado" destinado a acabar con ella? ¿Va a poder sostener que Alberto es solo un "particular", un "ciudadano anónimo" que por casualidad le puso piso comprado con dinero negro y Maserati a la puerta? ¿Va a poder decir que ella no tenía nada que ver cuando Alberto cometía delitos, si este ha conocido que la mitad de los fraudes la realizó en 2021, año en el que ya salían y se retrataban juntos de vacaciones en Ibiza?

Su asesor principal, su guionista, el inventor de su argumentario, Miguel Ángel Rodríguez, tendrá que inventar nuevas ficciones. El manual de los matones aconseja que en estos casos se eche lodo sobre la amistad eterna y se rompan las relaciones añejas. Si esa es la defensa que prepara, tan indigna como los ataques mafiosos contra la prensa, pronto lo veremos.

De momento, el castillo de los fantasmas de otro Alberto, Feijóo, se ha llenado, está intransitable: se congregan el del narcotraficante, mi amiguete del alma Marcial Dorado; el de Isabel, cuyo solo nombre me aterroriza; el del pobre Pablo Casado, al que tuve que sacrificar solo porque quería limpiar la cuadra de Génova; el del portavoz gallego convertido en portainfamias… y el del delincuente Miguel Ángel Rodríguez, condenado judicialmente por injurias graves al doctor Montes y procesado por delito de tráfico tras chocar contra tres coches, estando completamente ebrio.

Que pasen buen fin de semana todos los Albertos.