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Nadav, exsoldado israelí: "Nuestro gobierno no cree en la Paz, solo cree en la sangre y el supremacismo judío"

El exsoldado israelí Nadav Weiman, de ‘Breaking the silence’, hace activismo contra la ocupación de Israel en Gaza y carga contra el Gobierno ultraortodoxo de Netanyahu

Nadav, el soldado que luchó en Gaza

Nadav Weiman, nacido y criado en Tel Aviv, sirvió en las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) en Cisjordania y la Franja de Gaza. No fue hasta que acabó su servicio militar que empezó a tomar conciencia de las cosas que había hecho y de que formaba parte de “la gran maquinaria que se conoce como la ocupación israelí”, explica. Pronto se dio cuenta de la deshumanización con la que Israel se enfrenta a la población palestina.

Weiman es ahora director de la organización de veteranos israelíes contra la ocupación Breaking the Silence. Sobre las posibilidades de acabar con la guerra que se ha cobrado ya más de 30.000 vidas palestinas, el exsoldado cree que “Gaza no es un problema militar y no hay soluciones militares” y aboga por una solución política negociada. Sin embargo, lamenta: “nuestro gobierno no cree en la paz. Sólo cree en la sangre”.

  • Tu luchaste en Gaza en 2008, hace 16 años... ¿qué ocurría en Gaza entonces? ¿Por qué tuvisteis que intervenir en la franja?

Yo prestaba servicio en una unidad de reconocimiento de las fuerzas especiales. Mi equipo y yo éramos francotiradores y prestamos servicio entre 2005 y 2008. Por entonces, no hubo ninguna operación importante en Gaza. La mayor parte de las operaciones eran en Cisjordania, pero un día nos movilizaron para realizar una pequeña operación en la franja de Gaza. Fue antes de la gran incursión de diciembre de 2008 y enero de 2009. Antes de eso, las Fuerzas de Defensa Israelíes operaban muy puntualmente dentro de Gaza, como fue nuestro caso.

Movilizaron a nuestro equipo de francotiradores de las fuerzas especiales y a un regimiento del cuerpo de infantería. El objetivo era tomar una casa palestina a las fueras de la ciudad de Gaza para atraer a un grupo de personas hacia nosotros y que los francotiradores pudieran dispararles.

Era una operación ordinaria, sin información ni ningún objetivo más como podía ser liberar a algún rehén (porque -por aquel entonces- teníamos al soldado Gilad Shalid como rehén). Era una operación como cualquier otra en Cisjordania, aunque en Gaza hay más armas, más demoliciones... muchos más tanques y helicópteros.

  • ¿Y qué pasó dentro? ¿Recuerdas cómo fue ese momento de entrar en la franja?

En Cisjordania todo se hace con más sigilo. Te infiltras en una casa en mitad de la noche, derribas la puerta con un equipo especial, sacas a toda la familia de sus camas, los pones en un rincón de la vivienda y los francotiradores inspeccionan las habitaciones armados con sus rifles. En Gaza, lo primero que hay que hacer es cruzar la valla. Cuando lo haces, ellos te ven y comienzan a dispararte con fuego de mortero.

Durante nuestra incursión, conseguimos llegar a la primera hilera de casas y entramos en una. Recuerdo que había un olivar que nos sirvió para protegernos. Una vez allí lanzamos el aviso: "Somos las fuerzas de defensa israelíes. Ponga sus manos en alto". A partir de ahí se recurrimos al fuego de artillería para entrar en la casa. Y no se derriba la puerta para entrar, sino que uno de los tanques destroza una de las paredes y nosotros entramos por ese hueco porque te dicen que todas las casas de Gaza son una trampa explosiva.

Entrar en aquella casa fue una experiencia extraña porque la mayoría de las viviendas en Cisjordania se parecen a las casas donde nosotros vivimos en Tel Aviv. Sin embargo, aquella casa era una vivienda particular, con terreno agrícola alrededor, pero estaba casi vacía. Estaba realmente vacía. En un par de minutos agrupamos a todos los hombres (desde el más joven hasta el mayor), los subimos a un camión y los llevamos a Israel para interrogarlos. Los que quedaron en la casa eran mujeres y niños pequeños.

Hubo un momento en el que nos pusimos en guardia y sacamos nuestros rifles al ver un par de invernaderos en el jardín que no aparecían en nuestras fotografías aéreas así que recurrimos a un bulldozer para derribarlos y despejar nuestra línea de fuego. En resumen, cuando entras en Gaza disparas mucho y el lenguaje que se utiliza es más duro. Las órdenes que te dan, el lenguaje que usan, no es el mismo lenguaje que se utiliza en Cisjordania.

  • ¿Por ejemplo? ¿Qué tipo de lenguaje?

Por ejemplo, no se trata en infiltrarse en una aldea donde buscamos esto o aquello... se trata de apoderarse de un pueblo. Los equipos no se dispersan para ir aquí o allá... lo hacen para conquistar un objetivo. También se dispara mucho fuego a discreción cuando estas en ese barrio, cuando cruzas el olivar y entras en el barrio. Se dispara con artillería pesada para que sepan que estas allí. Son cosas que entrenas en medio del desierto, forma parte de tu entrenamiento básico para luchar, pero que no te imaginas que vayas a hacer dentro de una ciudad.

  • Es como si os prepararan físicamente para el combate, pero no psicológicamente por lo que nos estás contando...

Sí porque ellos te enseñan que todo el mundo en Gaza es terrorista. Entre Israel y la franja de Gaza se ha desarrollado la Cúpula de hierro y no se ve la franja... y todos los medios y los políticos te dicen que todos son terroristas y que nos odian y todo eso, pero... cuando llegué allí físicamente y estaba dentro de la franja fue la primera vez que ví Gaza de esa forma.

Cuando estás dentro te encuentras con seres humanos. Te encuentras con esos individuos palestinos de los que te han estado hablando como un ente sin nombre ni rostro y simplemente te encuentras a personas corrientes en sus casas que derribas. Hay rostros, hay nombres y hay niños llorando a los que arrastras de sus camas en medio de la noche.

  • ¿Acaso os mienten? Al no contaros que os vais a encontrar con esos civiles en la operación...

Todos los ejércitos del mundo te entrenan para seguir órdenes y reaccionar rápido y cómo tienes que reaccionar en el campo de batalla y cosas así... pero en la actual ocupación hay algo que es casi imposible de aprender que es ser agresivo con civiles en un puesto de control. O cuando registras sus casas en medio de la noche, sacas toda la ropa de los armarios, tiras los libros al suelo... Es algo sobre lo que no piensas porque tienes que aparentar ser fuerte y necesitas ser agresivo y lanzar órdenes porque tienes que controlar a un grupo de personas.

  • Y después de aquello, Nadav, ¿cómo fue la vida? Supongo que no ha debido ser fácil olvidar aquello...

Sí. Lo que puedo decir al respecto es que... como soldado, tú quieres combatir, ¿verdad? Como soldado miembro de un equipo de francotiradores, quieres disparar. Ese es tu objetivo. Es como cuando estás en la escuela en un examen y lo quieres hacer bien. A nosotros nos pasaba lo mismo como soldados. Y estuvo bastante bien porque finalmente hicimos lo que queríamos, por un lado, pero por el otro es duro ver Gaza y ver la forma en la que se combate y eso es algo que no te abandona.

  • ¿Y cuándo te das cuenta tú de lo que había ocurrido? Que habías tenido que actuar así contra seres humanos como tú...

He usado muchas justificaciones porque tengo familiares que viven en el entorno de Gaza, realmente cerca de la franja. He tratado de convencerme de que estaba allí para protegerles... me lo he dicho una vez, y otra vez y otra vez. Pero, en el instante en el que finalicé mi servicio militar (que no fue mucho después de aquella operación en Gaza) y vuelves y piensas como civil y no como soldado... Empiezas a darte cuenta de las cosas que has hecho y de que estaba en la gran maquinaria que se conoce como la ocupación israelí. Esas preguntas que te surgen son importantes porque empiezas a cuestionar las cosas y a entender lo que has hecho.

  • ¿Y qué opinas de la guerra actual? ¿Crees que Israel puede derrotar a Hamás de la forma en la que lo está haciendo Netanyahu?

Creo que la primera responsabilidad de un estado es defender a su población y el hecho de tener a rehenes israelíes en manos de Hamás nos indica la necesidad de parar la guerra en este momento. Necesitamos un alto el fuego porque necesitamos liberar a los secuestrados. Mientras sigamos luchando, los secuestrados seguirán muriendo.

Gaza no es un problema militar y no hay soluciones militares. No podemos derrotar a Hamás con tanques y misiles. Creo que la responsabilidad del primer ministro es pensar qué es lo mejor para Israel, pero hay que analizar cómo están operando los soldados israelíes dentro de Gaza y la crisis humanitaria que están provocando. Ahora mismo hay una gran hambruna en Gaza. Ahora mismo estoy sentado hablando contigo tranquilamente y Gaza está a solo 90 minutos del lugar en el que vivo. Pero es un mundo diferente.

Creen en algo imposible como es que el ejército derrotará la ideología que Hamás representa. Lo que podemos hacer para proteger Israel es pensar en diferentes soluciones para Gaza, soluciones políticas... Hablando con los palestinos, alcanzando un acuerdo con ellos. Esa es la solución.

  • ¿Crees que Netanyahu está poniendo la seguridad de Israel en riesgo con su actual estrategia?

Es que esto no comenzó el 7 de octubre. Empezó antes... cuando intentaron dar el golpe judicial y cambiar el régimen de Israel o cuando se libró de un juicio. Ahora, tenemos un gobierno con la extrema derecha y ministros que dicen que no necesitamos liberar a los secuestrados. Básicamente, les dejan morir allí. Hay ministros que piden lanzar una bomba atómica sobre Gaza. Yo no creo que mi gobierno vaya a protegerme a mí y a mi familia.

Cuando pienso en lo que ocurrió el 7 de octubre ves que nadie nos atacó desde Jordania o desde Egipto porque estamos en paz con ellos. Así que el principal y mejor mecanismo de seguridad que podemos usar es la paz. Un acuerdo de paz. Pero este gobierno piensa justo lo contrario. Completamente diferente al gobierno de Isaac Rabin que nos trajo los acuerdos de Oslo en los 90. Pero nuestro gobierno no cree en la paz. Sólo cree en la sangre. Es en lo que cree.

  • Porque está ese grupo ultra de condiciona esas políticas también...

Los ultraortodoxos no siempre están alineados con la extrema derecha en Israel. Ellos respaldaron los acuerdos de Oslo en 1995 pero ahora creo que hay un pacto entre los ultra ortodoxos y la extrema derecha para beneficiarse el uno del otro. Y eso se refleja en el actual gobierno y en cómo se refieren a la operación militar en marcha.

Es muy muy claro que para ellos los territorios ocupados de Cisjordania son su prioridad, que quieren reconstruir asentamientos en Gaza y que tiene una visión mesiánica de lo que Israel debe ser. Algo muy muy diferente a los valores democráticos con los que yo crecí en Israel.

Yo tengo una visión de un estado democrático y liberal en Israel que se preocupa por los derechos humanos y por los seres humanos que viven aquí. Pero ellos, los miembros del actual gobierno, defienden la supremacía judía. Yo no creo en eso. Nunca lo he defendido. Pero creo realmente que ellos creen en la supremacía judía y ver que tu gobierno es así es difícil incluso para un israelí como yo.