El duro testimonio de una víctima de las muertes por COVID en las residencias de Madrid: "Si lo hubiera sabido, entro a la fuerza a llevármelos"
Cómo y qué concluye el Informe de la Comisión por la Verdad en las Residencias de Madrid
Que no se olvide la crueldad con la que se actuó en las Residencias
Madrid
Han pasado cuatro años pero María sigue necesitando pastillas y llora cada vez que recuerda aquellos días, “Puedo olvidar lo que cené ayer pero recuerdo cada día que pasó desde el 8 de Marzo, la última vez que vi a mi padre". Le permitieron bajar a la calle para que su hija le diera ropa y algo de comida que le llevaba como cada fin de semana. Durante esos minutos le explicó lo que decían en la televisión, “lo del virus, que íbamos a estar un tiempo sin vernos, y que hicieran todo lo que les dijeran. Esa es la última vez que le vi. De espaldas. Entrando de nuevo en la Residencia. Si lo hubiera sabido hubiera entrado a la fuerza para llevármelos”. En aquellos momentos nadie sospechaba el caos que estaba a punto de estallar. Así que María se volvió a su casa confiando en que en este lugar donde quisieron ingresar iban a cuidar bien a sus padres.
Para Juanjo Millás, las residencias se han convertido en guetos para los que ya no forman parte de la red. Y se sorprende de la desproporción entre el espanto que fue y lo que se ha hablado del tema. “Esto que ha pasado da una idea de la consideración del mundo hacia los viejos”.
Lo que pasó es que se aisló a los ancianos en sus habitaciones, que cuando enfermaron no se les derivó a hospitales “porque allí también morían” (Ayuso dixit), que no se les aplicaron tratamientos paliativos adecuados y que no se mantuvo una correcta comunicación con los familiares que, de la noche a la mañana recibían una llamada comunicándoles que sus padres habían muerto. “Nadie me explicó de qué y cómo habían fallecido. Cuando finalmente la Residencia me dio los informes que había solicitado a la Comunidad me encontré con un sobre abierto que lo único que contenía era la lista de la medicación que tomaban” A María le entregaron dos ataúdes con una pegatina blanca con los nombres de sus padres y una bolsa con sus pertenencia entre las que faltaban las alianzas.
Elvira es técnico de enfermería en la Gran Residencia. Estaban desbordados porque la pandemia les cogió en una situación de precariedad de la llevaban tiempo quejándose. Eran pocos y empezaron a fallar “unos enfermaban, otros directamente preferían quedarse en su casa” Los familiares de los internos demandaban información pero no tenían tiempo para contestar todas las llamadas. Sí que recuerda lo inhumano que fue encerrar a los residentes en sus habitaciones sin televisión, ni radio, ni prensa, ni libros, ni nada. No sabían qué estaba pasando. “Solo sabían que cuando un compañero tosía se lo llevaban y no volvía. Recuerdo el terror en sus ojos. Empezaron a disimular las toses y a no avisar si tenían fiebre. Tenían miedo de que se los llevasen a ellos también”.
Los testimonios de Elvira, de María y de muchos más, están incluidos en el Informe que ha realizado la Comisión para la Verdad en las Residencias de la Comunidad de Madrid que ha presidido el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín. "Cuando dicen que habrían muerto igual mienten. El 65% de las personas que fueron derivadas a hospitales se salvaron. tomando este dato se podrían haber salvado cuatro mil. Es ley de vida que fallezcan, pero no de la forma en que lo hicieron".
Como en otros momentos trágicos de nuestra historia nadie se hará responsable, se desvirtuarán los hechos, se pasará por encima del profundo dolor de los que lo sufrieron con la excusa de intereses políticos. Aunque en el fondo cabe la esperanza de que cada vez que lean o nos escuchen hablar de esto se les caiga la cara de la misma vergüenza que dieron sus protocolos.
Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER....