¿Quién va a pagar la factura del derrumbe del puente de Baltimore?
La estimación de las aseguradoras marítimas habla de unos daños por 1.500 millones de euros, más que los que provocó el crucero Costa Concordia en 2012 en Italia
El impacto económico del derrumbe del puente de Baltimore
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Madrid
El tiempo de economía en Hoy por Hoy también mira a Baltimore con dos preguntas clave:
- ¿Quién va a pagar los daños provocados?
- ¿Qué impacto económico puede tener esto?
La pregunta de quién va a pagar los daños no se sacia con el anuncio del presidente Joe Biden de plantear al Congreso estadounidense pagar la reconstrucción del puente con fondos federales. La estimación de las aseguradoras marítimas habla de unos 1.500 millones de euros, más que los daños que provocó el crucero Costa Concordia en 2012 en Italia.
Y esa factura puede elevarse todavía más porque Bloomberg revela este miércoles que el Dali, el barco que embistió uno de los pilares del puente en Baltimore, ya había vivido un incidente similar en 2016 en el puerto de Amberes, en Bélgica. El barco embistió allí un muro tras tener ya problemas de propulsión y, por tanto, su responsabilidad civil puede cambiar.
El orden de pagos es el siguiente: el gobierno estadounidense reconstruirá el puente. Inmediatamente después, se pedirán responsabilidades civiles al armador si ha habido antecedentes y mala gestión. La aseguradora del barco, Britannia Aseguradora, pagará los 10 primeros millones en pérdidas. Si los daños son mayores (y lo serán), los demás daños se mutualizan entre una docena de aseguradoras marítimas. El exceso de daños corre a cargo de la reaseguradora Lloyd's de Londres.
Coste de los seguros
Ya tenemos claro que el accidente va a incrementar los costes de los seguros marítimos, porque se van a incrementar sus pérdidas. Pero, ¿qué otros impactos económicos puede dejar el desastre? El primero es el impacto local. Todo el tráfico de entrada y salida a Baltimore queda suspendido hasta nuevo aviso y el puerto de Baltimore es importante: mueve unos 80.000 millones de dólares al año.
Baltimore es la principal puerta de entrada de coches importados por Estados Unidos. Por allí entran al año 847.000 coches y camiones y 1,3 millones de toneladas de maquinaria agrícola y de construcción. De momento, General Motors y Ford ya han dicho que redirigirán sus envíos a puertos cercanos, los de Nueva York y Nueva Jersey, previsiblemente. Nissan ha dicho que no espera problemas en sus entregas, pero Toyota, sí.
El puerto de Baltimore es también la principal puerta de salida de las exportaciones de carbón, de donde salen 2,5 millones de toneladas de las 74 que exporta Estados Unidos, un 3,5% del total. La cotización de las compañías energéticas americanas ligadas al carbón se ha resentido ya. Consol Energy, principal fabricante, ha perdido un 6,1% en bolsa esta madrugada, Arch Resources, también minera, ha perdido un 3,1% y Peabody Energy ha perdido un 1,4%.
Pero hay un segundo impacto global. Incluso si todo esto se lleva a puertos cercanos como Nueva York o Nueva Jersey, la presión sobre los puertos y las rutas llega después de los problemas en el Canal de Suez y de mil tensiones ya en las cadenas de suministro. Este es el gran miedo ahora mismo a nivel internacional. No un problema inmediato, sino un serio atragantamiento si cualquier otra cosa va mal en esas cadenas, ya tocadas en varios puntos.
"Un impacto así en el pilar principal de un puente siempre provoca un derrumbe": ingenieros explican por qué colapsó el Francis Scott Key de Baltimore
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El mercado del cacao
Estamos ante una posible escasez de chocolate. El cacao acaba de batir su máximo histórico: 10.000 dólares por tonelada ha tocado esta madrugada, como consecuencia de las sequías en África y de la escasez de producto. No solo es preocupante la subida –nunca el cacao había sido tan caro– sino también la velocidad de la subida.
Hace un año, el cacao valía 3.000 dólares. En enero ya eran 5.000 dólares. Esta madrugada ha tocado los 10.080 dólares. Costa de Marfil y Ghana, que producen dos tercios del chocolate global, están sufriendo no sólo sequías y plagas, sino también una falta de inversión que hace que sus plantaciones sean más vulnerables.
El mercado está tan fuera de control que puede haber escasez de chocolate y los precios pueden dispararse todavía más. Algunas marcas (Hersheys, por ejemplo) anuncian ya nuevas subidas de precios.