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El miedo y la ansiedad durante el embarazo: "La dulce espera a veces es amarga"

La tocofobia es el miedo patológico y persistente al embarazo o al parto, o ambos, que padecen un 14% de las mujeres en su etapa perinatal. Son, sin embargo, muchas más las que, sin llegar a la tocofobia, sufren pánico durante los nueve meses anteriores al nacimiento de sus hijos

De Guaridas Fiscales (que no paraísos) a la "tocofobia"

Madrid

Cristina Cruz, psicóloga perinatal, describe la tocofobia como "un miedo muy intenso, que, de alguna manera, no te deja vivir o disfrutar el embarazo". Se trata de un trastorno que, si bien no está recogido en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), se ha integrado como concepto en trabajos e investigaciones académicos y en entornos especializados en psicología perinatal. No obstante, como enfatiza la también psicóloga María Cortes, aunque no en todos los casos alcanza esa categoría, "en la consulta suele ser frecuente tener a mujeres que sufren una ansiedad más generalizada". Entre las consecuencias, están, por ejemplo, el profundo malestar de la madre o el insomnio, cuenta la profesional.

"No me veía capaz de ser madre y me entró un miedo intenso a que cualquier cosa que hiciese pudiese perjudicar al bebé", dice Ana sobre la situación con la que se encontró en la vigesimoquinta semana de su embarazo. En su caso, todavía desconoce las razones por las que llegó a desarrollar esto; para Davinia, sin embargo, la causa es clara: sus dos pérdidas gestacionales anteriores hicieron que desarrollase tocofobia. Según cuenta, el miedo llegó "por la pérdida de inocencia de la situación, por ver que las cosas podían pasar", dice refiriéndose a posibles nuevos abortos, malformaciones u otras dificultades. "Todo lo que fue mi embarazo lo viví como una situación de extrema ansiedad, deseando que terminara lo antes posible", relata.

"La dulce espera a veces es amarga", dice María Cortes tras escuchar los testimonios de ambas. Ana acudió a su consulta buscando apoyo y acompañamiento psicológico al encontrarse con gran incomprensión en su círculo más cercano y en el sistema sanitario, que achacaba sus problemas a "síntomas del embarazo" y le ordenaba mantener la calma. Davinia, paciente de Cristina Cruz, vivió algo similar: "En el entorno profesional —ginecólogos y matronas— te infantilizan, te tratan como una persona que no entiende los conceptos sencillos". Respecto a cómo prevenir o remediar algo así, ambas psicólogas reconocen la imposibilidad de detectar qué personas van a desarrollar este miedo; María, de hecho, desaconseja la obsesión por su hipotético desarrollo: "En la anticipación está a veces el sufrimiento", dice. Coinciden, por tanto, en que la mejor manera de frenar estos temores es "fluir": "El embarazo es un viaje y hay que iniciar ese camino desde la calma", dice Cristina.