Penitencia
"La semana próxima ya no será santa. El equilibrio cósmico se habrá restablecido, habremos vuelto al trabajo y cabe esperar un tiempo de lo más soleado y caluroso que nos hará pensar en lo que pudieron haber sido las vacaciones, y no fueron"
La píldora de Enric González | Penitencia
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Madrid
Estos son días extraños desde cualquier punto de vista. Empecemos por lo religioso, que por algo a esta semana se la llama santa. Como saben ustedes, el dios católico es uno pero también es trino. Eso está fuera de discusión desde el Concilio de Toledo de 675, donde el asunto se dilucidó con las siguientes palabras: “Porque cuando decimos: el que es el Padre no es el Hijo, nos referimos a la distinción de personas, pero cuando decimos: el Padre es lo que el Hijo es, el Hijo, lo que es el Padre, y el Espíritu Santo lo que es el Padre y el Hijo, esto se refiere claramente a la naturaleza o sustancia”.
Se entienda lo que se entienda del párrafo anterior, no cabe duda de que hoy un miembro del trío divino está temporalmente muerto. El sábado santo constituye un momento de gran desequilibrio cósmico. La religiosidad popular se consuela del vértigo con procesiones, saetas y otras cosas. Son ritos muy vistosos, no siempre bien interpretados. Me refiero, por ejemplo, al susto que se llevó Bobby Martin, un pívot negro fichado por el Murcia cuando llegó a la ciudad, en 1994, y confundió los capirotes de los penitentes con los disfraces del Ku-Klux-Klan: hasta que se lo explicaron, el pobre se dio por linchado.
Luego está la vertiente laica, o sea, el lado vacacional de estos días, que idealmente deberían ofrecer un sabroso anticipo del verano que está por llegar. Hogaño, el clima no ha ayudado. Los turistas playeros han tenido también su ración de penitencia, sin capirotes pero con chubasquero y precios por las nubes.
Encima, la semana santa de este año viene con cambio de hora. Adelantar el reloj no implica ningún desequilibrio cósmico, pero sí bastantes desequilibrios en lo tocante a sueños e insomnios.
La semana próxima ya no será santa. El equilibrio cósmico se habrá restablecido, habremos vuelto al trabajo y cabe esperar un tiempo de lo más soleado y caluroso que nos hará pensar en lo que pudieron haber sido las vacaciones, y no fueron. Bien mirado, la penitencia no se acaba nunca.
Me llamo Enric González. Les deseo un feliz sábado, santo o profano.