Como fuera de casa en ningún sitio

Como fuera de casa en ningún sitio. A pesar del mal tiempo, la Semana Santa ha preludiado cómo va a ser la temporada de verano del turismo en España. Casi todo abarrotado. Desde hace algunos años se habla de la necesidad de encontrar otro modelo de turismo que equilibre los inmensos beneficios económicos de ese sector con las crecientes molestias sociales que provocan los visitantes, junto a una creciente gentrificación. Ese nuevo turismo habrá de tener en cuenta fenómenos hasta hace poco sorprendentes, como las recomendaciones no profesionales a través de las redes sociales, la extensión de la desestacionalización, la contratación al margen de los intermediarios tradicionales, los comparadores digitales de precios, el teletrabajo, etcétera. Y, desde luego, el cambio climático, que empieza a mover a los turistas de un lugar a otro, de sur a norte. El turismo y la hostelería fueron los sectores productivos más agredidos por la pandemia y el confinamiento. Hay una especie de venganza, entre comillas, en ese fulgor del consumo y en los comportamientos de muchos ciudadanos que parecen intentar recuperar el tiempo perdido y que hacen suyo el eslogan de "como fuera de casa en ningún sitio". Ahora se trata de incorporar las exigencias de calidad a la cantidad.