Gloria y caída de un influencer: "Me venían a decir que era su ídolo y que me admiraban. Ahora me dejan la chaqueta y ni me miran a la cara"
Álex Puértolas explica cómo ha sido capaz de aprender más del fracaso que del éxito
"Ha sido un baño de humildad enorme. Proyecto el mayor miedo de un influencer. De repente, esta gente se encuentra a alguien que hace cinco, seis o siete años estaba en la posición que están ellos. Ahora estoy recogiendo chaquetas. Recibo miradas de un miedo terrible, de decir 'yo puedo acabar ahí como no lo gestione bien'". Álex Puértolas se sincera durante más de dos horas en el podcast 'Animales humanos' sobre cómo ha sido su ascenso y caída como influencer.
"Fracasé como influencer. Llegó un punto en que las marcas no me llamaban. Y yo he trabajado con algunas de las marcas más importantes de este país. He aprendido más del fracaso que del éxito porque del éxito se aprenden pocas cosas". Puértolas ha explicado que se vio obligado a buscar un plan b cuando observó que los números de su cuenta bancaria bajaban: "Miré la cuenta y dije 'no, no hay más'. Acabé en una agencia de eventos que, para mi sorpresa, hago casi todos los eventos de 'influencers'. Veo todos los días a gente que, cuando ellos empezaban, yo estaba más arriba. Me venían a decir que era su ídolo y que me admiraban. Ahora me dejan la chaqueta y ni me miran a la cara".
Alex Puértolas también ha explicado cómo ha habido personas que lo han decepcionado por sus formas al dirigirse a él, aunque mantiene a su núcleo más cercano.
La reflexión del exinfluencer ha sido amplia: "Me convertí en un producto blanco, de no meterme en ninguna polémica, todo era perfecto, era el chico más inteligente, más profundo, más sensible, más empático y sin defectos. Llegó un punto en el que yo estaba completamente disociado de mi persona". La situación fue empeorando hasta el punto de tocar fondo: "Me perdí y entré en una depresión. Fue por lo que dejé las redes. Me encerré en mi casa y no salí de allí durante un mes y medio. Compraba por Internet la comida. Me agobiaba que yo no sabía quién era. Ese miedo me paralizó".
Puértolas ha reconocido que en muchas ocasiones se comportó como una persona tóxica y que era un ególatra. "Mi psicóloga me dijo que me tenía que poner delante de mí para ver qué era lo que estaba proyectando. Y lo que vi no me gustó", confiesa.
A partir de ahí, continúa con su reflexión para llegar a conclusiones: "No hay nada más influyente que una persona conectada con ella misma y natural. Yo tenía un bloqueo emocional muy fuerte porque solo estaba conectando con mi mente y mi ego. No estaba sintiendo, estaba haciendo como que sentía, pero yo viví muchos años fabricando todo, también mis emociones".
"El ego no te hace pensar en el futuro. En esa época no tenía deseos de verdad. Me comparaba con otros, quería más", confiesa antes de concluir que se siente feliz y satisfecho con su vida actual.
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