Washington es la clave

Madrid

No han muerto en vano. Los siete cooperantes de la oenegé norteamericana del español José Andrés, dedicada a alimentar al hambriento perseguido, siguen ahí, como cuña viva de la exigencia de una humanidad mejor. O por lo menos, algo menos mala. Ya sabemos que los símbolos son a veces más poderosos que los tanques.

Al poco del sacrificio de estos siete mártires, el presidente Joe Biden advirtió al gobernante ultra israelí, Benjamin Netanyahu, que su apoyo futuro dependería de que protegiese a los civiles, en vez de masacrarlos. Y por cierto, simultáneamente, Irán amenazaba con “enterrar a Israel en Gaza” como respuesta contundente al asesinato de varios de sus conciudadanos en su consulado ante Siria, en Damasco.

Netanyahu escuchó y empezó a ceder. O a hacer gesto de ceder. Anunció que abriría nuevas vías, en el norte de Gaza, para vehicular ayuda alimentaria a los palestinos, esa ayuda que le costó la vida a los muchachos enrolados por el cocinero español universal, José Andrés. Claro que sí. Bravo. Pero, ay, el primer ministro israelí no ha concretado fecha para esta rectificación. Que es como fiarse a los ángeles.

Todo eso sucedía en paralelo a que Washington aprobase un próximo envío de armas a Tel Aviv.

Israel sin Estados Unidos es un nombre hueco. Washington es la clave. Si persiste en una línea de exigencia y de dignidad, suspenderá las exportaciones de armamento. A menos que cese el intento de exterminio. Si no es así, lamentaremos otra oportunidad perdida.

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