Al mando de la comunicación de los partidos políticos: "No hay nada más peligroso que un diputado sin nada que hacer"
Rosa Sivianes e Ignacio González hablan del día a día de los profesionales que ejercen de nexo entre los medios de comunicación y los políticos desde los gabinetes de prensa
Periodistas políticos y 'dircoms': mutualismo con líneas rojas
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Madrid
Tanto en el imaginario colectivo como en producciones audiovisuales, las figuras de los asesores y directores de comunicación de los partidos políticos generan curiosidad y, a menudo, fascinación. Rosa Sivianes, directora de comunicación de la delegación socialista en el Parlamento Europeo, e Ignacio González, exdirector de comunicación del Grupo Parlamentario Popular entre 2011 y 2018, han vivido el día a día al frente de equipos de comunicación. Para González, una norma impera en su profesión: "Hay algo sagrado para que te sigan respetando: no mentir".
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El oficio de director de comunicación engloba una gran variedad de tareas: desde cuidar que los políticos de cuya comunicación se encargan no se enzarcen en polémicas —"no hay nada más peligroso que un diputado sin nada que hacer", dice González— hasta explicar a los periodistas las enmiendas propuestas y cuidar que la información sea correcta —"he tenido que llamar para pedir correcciones", explica Sivianes—, son muchas las aristas que deben pulir cada día. En definitiva, ejercen como nexo entre los medios de comunicación y los partidos políticos para los que trabajan. Como cuenta Ignacio González, es una profesión que a menudo se define como "el lado oscuro", pero "ni es tan oscuro ni tan dramático".
Además de los periodistas nacionales, los corresponsales adquieren gran protagonismo en la vida de los directores de comunicación de los partidos políticos. La trayectoria de Sivianes, con las instituciones europeas como epicentro, ha estado marcada por una relación cercana con estas figuras, forjando un vínculo que define como "muy gratificante". González, desde su experiencia en el Congreso, coincide en el valor de la perspectiva extranjera al analizar la vida política nacional: su "olfato y visión", como periodistas y, en ocasiones, como país, aporta a los directores de comunicación una óptica nueva y, según él, muy preciada.
A menudo, estos profesionales se encuentran con la responsabilidad de gestionar crisis o situaciones problemáticas para sus partidos; en este caso, ambos coinciden en que el enfado no es la manera adecuada de dirigirse a los periodistas. "Si un jefe de prensa te está echando la bronca a las seis de la mañana, seguramente significa que vas por buen camino en tu información", cuenta González. "Nunca he llamado para echar la bronca", asegura Sivianes. Para ambos, la relación con los periodistas debe ser respetuosa, con la claridad y la sinceridad como norma: "En comunicación política, podemos pasarlo un poco mal porque no podemos contar todo, pero hay algo sagrado para que te sigan respetando: no mentir; no te podré contar todo, pero no te voy a mentir", cuenta González. La relación con los representantes políticos también debe ser cercana: "Si un jefe de prensa y su político no tienen confianza, eso tiene poco recorrido", dice el exdirector de comunicación.