Las palabras de Imanol Arias sobre el agua del grifo dicen mucho sobre cómo las elites creen tonterías que después cuelan a los demás

Madrid

Al hilo de que Pablo Motos anunciara una "máquina puntera en regeneración celular que convierte el ambiente de la habitación en plasma atmosférico frío" y de que Imanol Arias dijera que hace "meditación cuántica para encender la pineal y no ser enemigo del cortisol", el periodista Javier Salas ha publicado en El País un artículo en el que plantea las consecuencias que tienen estas pseudociencias en las personas que los siguen.

El fenómeno no es nuevo, ya que hace años eran la dieta Dukan o los batidos detox y hoy son las rutinas de skincare o el ayuno intermitente, entre otros. "Los famosos no son de fiar. Básicamente, porque no son especialistas. ¿Qué hace un buen actor dando un consejo sobre salud o geopolítica?", advierte el periodista, que lo compara también con el negacionismo de Miguel Bosé durante la pandemia.

Salas sugiere preguntarse de dónde le ha llegado a Imanol Arias esa información o por qué cree que es algo que merezca la pena compartir con el resto: "Eso es porque lo ha consumido mucho, porque lo ha visto en muchos vídeos de YouTube. Hay muchas de estas teorías que están circulando por debajo del radar, y casos como estos son solo la punta del iceberg".

Es también el ejemplo de Iker Jiménez, que "hablaba de platillos volantes y ahora habla de geopolítica". "El otro día estaba hablando de la teoría conspirativa del 11-M o de la teoría del Gran Reemplazo. Son cosas que estaban debajo del radar, pero que cuando salen en ese programa, que antes hablaba del chupacabras, nos muestran que hay un iceberg debajo", cuenta el periodista.

Como explica el periodista de El País, la desinformación que cristaliza es la que viene de las élites, es la que termina cuajando de verdad, "viene de arriba abajo". Y pone el ejemplo de la desinformación relacionada con el asalto al Capitolio o las elecciones: "Cuando son las élites, tus líderes, los que dicen 'esto es verdad, esto es verdad', están generando esa disonancia cognitiva que afecta a la gente cuando le preguntan, porque se sienten obligados a contestar cosas que no son para no dejar mal a sus líderes".

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