Fernando Aramburu, donde hay buena gente yo me siento en casa
Desayunamos con el escritor vasco que presenta su nueva novela "El Niño" (Ed. Tusquets)
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Barcelona
Esta vez desayunamos en un hotel del centro de Barcelona, porque Fernando Aramburu está de promoción de su último libro. Y como vive en Alemania, cuando viene pasa semanas en hoteles de toda España y estos son algo así como su casa. Admite que desayuna más cuando tiene un bufé bien provisto delante y que sus mañanas de domingo en Hanover son muy diferentes a las que se ven en España. Nos cuenta que sale a pasear a su perra y parece el último hombre en la tierra, no se cruza con nadie.
La tragedia del colegio de Ortuella
El 23 de octubre de 1980 una explosión de gas propano mató a 50 niños y 3 adultos en el colegio público de Ortuella (Vizcaya). Esa tragedia impresionó mucho al joven Fernando Aramburu que en ese momento estudiaba filología en la Universidad de Zaragoza. Luego, al ser profesor de niños de una edad parecida, le volvía a la mente ese momento. Siempre tuvo ahí este accidente y las terribles consecuencias para las familias, para el barrio. Perder un hijo es algo terrible, pero cuando se pierde una generación tiene que ser devastador. Y por eso ahora este libro, un nuevo capítulo de su retrato de las "gentes vascas", nos hace entrar en casa de un matrimonio que pierde a su único hijo, el "Nuco". Cómo se gestiona ese duelo. Unos se aferran a la vida y siguen adelante. Otros, como Nicasio el abuelo, se crean una realidad paralela donde el niño sigue viviendo y compartiendo todo con él. Admite Aramburu que, pese a que no es lo habitual, a este personaje le ha cogido mucho cariño, lo ha creado con mucha ternura porque él no ha tenido abuelos, hombres. Vivir sin ese referente le ha marcado y ahora que es abuelo lo nota más. "El otro día le compré unos zapatos a mi nieta" y acertó la talla, añade riendo. Está intentando ser un buen abuelo y se nota que lo está disfrutando.
"Me interesa poco la política, salvo como escenario del comportamiento humano"
Las elecciones vascas están cerca y se hace inevitable preguntarle cómo ve el auge de EH Bildu en las encuestas. Nos cuenta que ha estado por su tierra estos días y ha visto como "se ha impuesto en el ambiente la idea de que allí no ha pasado nada. Las calles así lo avalan. Estos días he estado por allí y aquello parece un paraíso. En Bilbao se ven banderas del Athletic en los balcones - acaba de ganar la Copa del Rey - y lo comparo con las pintadas de ETA mátalos, o lo de los presos y veía autobuses que ardían". Nota que los políticos de este partido han cambiado su estética y también su mensaje, se han alejado del independentismo para hablar de la seguridad social, de temas sociales y eso es algo atractivo para los jóvenes, lo entiendo. Hablamos con Aramburu la semana que ha muerto el Lehendakari José Antonio Ardanza y al respecto Aramburu dice que "fue un hombre valiente, lo recordaremos como el hombre que promovió el pacto de Ajuria Enea y se opuso a ETA de una manera más clara que su sucesor".
El rey del drama tiene un gran sentido del humor
Fernando Aramburu suele vestir camisas muy vistosas y coloridas. Es un buen conversador y tiene un afilado sentido del humor que te hace sonreír todo el tiempo. Sorprende que sus novelas más celebradas son dramas, como "Patria" o esta de la estamos hablando. Pero con Javier del Pino recordamos momentos memorables de novelas de un humor satírico como "Los hijos de la fábula" o "Ávidas pretensiones". Le gusta "la elegancia de ese chiste cuando se está al borde del precipicio, cuando el avión está a punto de estrellarse, ese es el humor que me gusta y procuro practicarlo". Le preguntamos dónde se siente en casa, este vasco que estudió en Zaragoza y vive en Hanover. No tiene ninguna duda, se siente europeo. En cualquier país del espacio Schengen se siente como en casa. Pero luego añade muy vehemente que realmente su patria, su casa está donde haya buena gente "Mi casa es la buena gente, donde hay buena gente yo me siento en casa aunque yo no haya nacido en ese sitio".
Lourdes Lancho
Subdirectora A Vivir Que Son Dos Días, antes...