Del petróleo al comercio: los efectos económicos del enfrentamiento Israel-Irán que pueden ser desestabilizadores
Estamos jugando con fuego bélico sobre el mayor polvorín energético del planeta
La escalada bélica entre Israel e Irán pone en jaque el precio del petróleo
Madrid
La economía despierta pendiente del frente de guerra en Oriente Próximo y las consecuencias económicas del enfrentamiento entre Israel e Irán van a ser inmediatas y pueden ser desestabilizadoras. El primer impacto se va a notar ya en el precio del petróleo aunque, de momento, los mercados han mantenido la calma en Asia.
Pero ese movimiento es un espejismo por el dónde y por el quién está en esto: estamos jugando con fuego bélico sobre el mayor polvorín energético del planeta e Irán es uno de los grandes productores que había ido volviendo al mercado del petróleo y estaba en su máximo de exportaciones en cinco años: 35.000 millones, especialmente hacia China.
Cualquier escalada forzará a Estados Unidos a imponer nuevas sanciones a Irán y el precio se volverá a disparar. De hecho, ya hay advertencia del Tesoro Americano ante el FMI y el Banco Mundial. Goldman Sachs estima que, cada 100.000 barriles menos en el mercado, el precio sube un dólar. Así que los analistas están diciendo que el petróleo y los carburantes subirán.
El crudo ha subido ya un 10% en lo que llevamos de año. Está rondando los 90 dólares y ahora se mira a los 100 dólares el barril, otro 11% de encarecimiento. Y eso significará también carburantes más altos:
- La gasolina súper ya ha subido un 8% en lo que llevamos de año, según el boletín petrolero de la Unión Europea (de 1,53 a 1,66), y subirá más.
- El diésel ha pasado de 1,49 a 1,55 (subida del 4%).
Impacto del comercio internacional
El segundo impacto que se va a agravar también es el del comercio internacional porque, además de los bombardeos que están centrando la atención mediática, la atención comercial está en un buque de MSC, la principal carguera del planeta. La guardia revolucionaria iraní ha abordado y secuestrado el carguero MSC Aries en el Golfo de Omán, cerca del Estrecho de Ormuz.
El 12% del comercio internacional y el 28% del crudo del planeta discurre por ahí. Para Europa, eso es el 25% del tráfico que existe entre Asia y nuestro continente. Los precios de los transportes habían caído un 29,4% desde que tocaron pico en enero. La nueva tensión en los transportistas va a volver a disparar el precio de los contenedores y eso afectará a textiles, fármacos y materias primas que cruzan por esa ruta.
Así que despertamos con un temor a precios más altos, vía petróleo y vía transporte y, si esto se sostiene, un jaque a las bajadas de tipos de interés e hipotecas que eran inminentes en junio y que ahora hay que poner en cuarentena.
Tres escenarios
Cuando comenzó el conflicto había tres escenarios posibles: una guerra local, una guerra regional y una guerra general en Oriente Próximo. Estamos ya en la regional, pero no en la general. Todavía no hablamos de los efectos económicos de un conflicto generalizado. El escenario de un conflicto generalizado se vivió en 1973 con la guerra del Yom Kipur, en la que el conflicto se generalizó a toda la región, con Arabia Saudí también implicada.
Entonces, el crudo se cuadruplicó en precio. No estamos ahí todavía, pero ahora hay un factor económico más que amenaza con deslizar hacia lo peor esta situación: el negocio de las armas y la carrera armamentística librada allí.
En 1973 se lanzaron los primeros misiles Scud (rusos) y hasta 2017 el 90% de los 5.000 misiles lanzados en combate fueron Scuds, misiles caros y poco efectivos. Desde entonces ha habido proliferación y sofisticación y, si Sadam Husein lanzaba un scud al día, sólo el 7 de octubre Hezbolá lanzó 2.000.
Así que, si en aquella época sólo Israel y Egipto tenían misiles, a fecha de hoy son 11 los estados que los tiene incluidos: Libia, Siria, Arabia Saudí e Irak tienen misiles balísticos y de crucero. Además, las armas son más baratas, más accesibles y grupos como Hezbolá han pasado de tener 15.000 misiles en 2016 (su última guerra con Israel) a tener unos 150.000 hoy, diez veces más. Hoy hay grupos terroristas con capacidad armamentística propia de estados.
Y entre los estados, el Pentágono estima que, si en 1990 había 9 países con armas de precisión, en 2000 eran 22 y hoy ya son 56 países. El negocio de las armas dice que no estamos ahí todavía, pero si esto sigue moviéndose así podemos estarlo muy rápido.
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