Enemigos mortales

Madrid

Es difícil que haya algo peor que el comercio de armas en África, en los países más pobres de África, como Sudán, donde llegan desde hace muchos años componentes de aviones o repuestos de helicópteros fundamentalmente desde Rusia y Bielorrusia, pero también pistolas desde Brasil o Malasia, granadas y rifles, obuses o vehículos de transporte militar desde negociantes de China, Francia, Polonia o desde Irán y Arabia Saudí, que son enemigos mortales entre sí, pero perfectos aliados en campo ajeno. Amnistía Internacional y multitud de organizaciones no gubernamentales y religiosas llevan años pidiendo que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas imponga un verdadero embargo de armas, vigilado y eficiente, en Sudán, sin resultado alguno. Así que millones de sudaneses huyen de un lugar a otro sin remedio, protección ni ayuda, ahora incluso con mayor intensidad que nunca porque un grupo de militares encabezados por un asesino condenado ya por la Corte Penal Internacional, el expresidente Omar el Bashir, se enfrenta al ejército del nuevo dictador. Y Naciones Unidas sigue sin dar señales de vida útil.