España es el problema y Europa, la solución

Barcelona

España es el problema y Europa la solución, decía el filósofo José Ortega y Gasset. Actualicemos la idea: cuando España tiene un problema que no sabe cómo solucionar, ahí está Europa como último recurso.

Acaba de suceder con las amenazas e intimidaciones a la prensa de MAR. MAR, sí, Miguel Ángel Rodríguez, el consejero, padrino y guardaespaldas político de Isabel Díaz Ayuso. Esta vez es el Consejo de Europa, que agrupa a 46 países, quien ha lanzado una alerta sobre sus actuaciones, tras un informe realizado por su Plataforma de Protección de Periodistas. La institución pide a España que investigue las presiones de este individuo contra la libertad.

Pero sucede cada vez más: las instituciones de la Unión Europea, que agrupa a 27 Estados miembros, cada vez tienen más trabajo con nuestro país. Sobre todo, pero no solamente, por culpa de la extrema polarización política. La Comisión está "facilitando" el diálogo entre Gobierno y oposición sobre la renovación del poder judicial. Su control sobre los fondos europeos la erige en árbitro y palanca de las reformas para que cada país, también España, acceda a los del Fondo de recuperación económica o Next Generation: si no cumple las reformas pactadas, se retrasa la llegada del dinero. El Tribunal de Justicia de la UE también ha obligado al Tribunal Supremo a corregir sus decisiones sobre las cláusulas-suelo de las hipotecas: ha forzado la máxima protección de los consumidores.

Todo esto tiene sentido y pasa con los demás países. ¿Por qué esta última instancia o arbitraje superior normalmente es mejor que un sistema solo nacional? Porque cuatro ojos ven más que dos. Porque una ley aprobada con 27 protagonistas resulta en general más matizada que si solo la fabrica uno. Porque así se aprende más de la experiencia ajena.