"Ricky Rubio es la Sofía Vergara del deporte": una psicóloga deportiva explica por qué es tan importante el ejemplo del jugador

Madrid

Mar Rovira fue una excelente jugadora profesional de baloncesto. Pero sin duda en más de algún momento de su carrera deportiva le hubiera gustado contar entonces con la ayuda de la Mar Rovira que sería después: una brillante psicóloga deportiva, encargada de trabajar las inseguridades, miedos, ansiedades, bloqueos y depresiones de algunos de los mayores deportistas de élite: "Me hubiera encantado conocerme en mi época de baloncesto. Es seguro que con esa ayuda, mi rendimiento deportivo y económico hubiera sido mucho mejor, pero lamentablemente entonces los psicólogos deportivos no estaban de moda".

Una profesión la suya que todavía hoy sigue luchando contra muchos lugares comunes, esos que suelen escucharse en la barra de un bar o a muchos aficionados en la grada que aseguran, como un mantra, que las estrellas del deporte no tienen razones para quejarse, ni se pueden permitir el privilegio de deprimirse o fallar, porque ganan mucho dinero, viven a toda pastilla, tiene fama, influencia y la admiración de toda la sociedad. "El aficionado individualmente, uno a uno, es una persona muy respetuosa, pero en grupo, cuando no te tienen en frente, en muchas ocasiones puede ser muy cruel", asegura Rovira, quien además asegura que ese mantra se escucha muchas veces cuando "tener dinero no te exime en absoluto de poder tener problemas mentales. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Ganar mucho dinero es algo coyuntural, es una consecuencia. Los problemas de ansiedad o depresión que padece un deportista de élite son los mismos que padece cualquier persona de la calle, lo que cambia son las circunstancias que lo producen".

El sentimiento de culpa

Y sin embargo la idea esa de que siendo famoso, teniendo dinero e influencia no puedes tener esos problemas está muy inoculada en la mente de los deportistas. Mar Rovira señala que son los mismos protagonistas los que se lo comentan. "Ellos o ellas me dicen, ¿pero por qué me pasa eso si lo tengo todo? Ellos lo viven con un gran sentimiento de culpabilidad".

Mar Rovira es actualmente Directora del Departamento de Rendimiento Mental del RCD Espanyol, equipo que ahora lucha con la presión de regresar a primera división tras perder la categoría la campaña pasada. "La necesidad de un ascenso se vive con mucha presión, tenemos que trabajar mucho y hacer nuestros pequeños "Kit-Kat" sobre salud mental. Una actividad que comparte en otras esferas deportivas ayudando a profesionales como Ricky Rubio, el base que hace unos meses rescindió su contrato con los Cleveland Cavaliers de la NBA y renunció momentáneamente a la selección española para cuidar de su salud mental: "Ricky es un ser excepcional, tiene unos valores que me dejan sin palabras. Como jugador fue y es magia y como persona yo le digo muchas veces que es la Sofía Vergara del deporte profesional: todo el mundo lo quiere, los aficionados del Barça, los del Madrid, en la Euroliga, en la NBA, es algo que se ha ganado a pulso. Ahora está trabajando en un proceso, cuidándose, y que haya hecho pública su situación es muy importante. Ayuda a que no se estigmatice la enfermedad mental".

Retranca como modo de desactivar la presión

Rovira además explica la importancia que en su trabajo tiene trabajar la gestión de los entornos: "En esta época están las redes sociales que tienen un impacto brutal, en eso nosotros en nuestra época lo teníamos más fácil, porque no existían. Ahora hay que saber gestionar eso, gestionar las ruedas de prensa, los errores, saber que si has tenido un fallo no puedes tocar el móvil". Y luego está el sentido del humor: "Yo trabajo mucho con el sentido del humor, con la idea de saber reírse de uno mismo para desdramatizar. Por ejemplo -añade- en el caso del fallo del penalti de Ante Budimir hace unos días contra el Valencia, yo le hubiera propuesto que él mismo se hiciera memes sobre ese error, porque es un fallo muy clamoroso que no volverá a producirse", la retranca como modo de desactivar la presión, "y volver a focalizarte enseguida en lo que sabes hacer bien".