El Real Madrid se levantó en el Etihad Stadium este miércoles incluso cuando se vio contra las cuerdas en plena tanda de penaltis. El global de la eliminatoria frente al Manchester City reflejaba un 4-4 tras los 120 minutos de la vuelta en Inglaterra, por lo que el punto fatídico dictó sentencia, rodeando de mayor épica aún unos cuartos de final de la Champions League del máximo nivel. Ya sin red, el Madrid se asomó al abismo cuando Luka Modric marró el primer lanzamiento blanco, pero el lamento fue efímero. La suerte madridista cambió de inmediato con el fallo de Bernardo Silva para los «citizens» en el disparo siguiente y con un detalle entre medias que no ha pasado desapercibido este jueves por «El Bar», con Sique Rodríguez a la cabeza. El Manchester City se veía con un pie en semifinales cuando Bernardo Silva asumió la responsabilidad ante Lunin. En un momento de semejante tensión, su golpeo se demoró más de lo previsto por una anécdota inusual en campo propio. Y es que Modric, tras errar, había pagado su frustración pateando el balón al cielo de Manchester, yendo a parar al graderío situado tras la portería que se encontraba en el foco de todas las cámaras. No estuvo rápida la afición «citizen» en la devolución de la pelota y los segundos de espera resultaron claves: Silva acabó ejecutando el peor penalti de la noche, el cual detuvo el portero madridista sin siquiera moverse de su sitio y abrió la vía al volteo blanco. «En el penalti de Bernardo Silva me acordé de la afición del Barça cuando apedreó su propio autocar pensándose que era el del PSG», comentó Sique Rodríguez recordando el momento. «El balón lo tenía la afición y no lo daba. Bernardo Silva estuvo un rato esperando. Si va a tirar tu jugador... ¡Da el puñetero balón! Eso es norma número 1, no dejes que piense demasiado», continuó, incapaz de entender el «harakiri» de los ingleses. La calamitosa definición supuso un punto de inflexión en el conteo de la tanda. Del 1-0 favorable al Manchester City se pasó al 1-2 para el Real Madrid sólo cuatro lanzamientos después. Tras el primer error de Bernardo Silva se produjo el segundo, de Mateo Kovacic, y el resto ya forma parte del idilio madridista en la Champions. Rüdiger convirtió el penal decisivo y los blancos se citaron con el Bayern de Múnich a un paso de la final.