Meg Ryan: "Siempre he sido un poco punk"
La actriz, rostro de las comedias románticas de los 80 y los 90, presenta en el BCN Film Fest una película como directora y actriz y reconoce que le hubiera gustado que el Me Too apareciera antes
Barcelona
Meg Ryan fue la gran estrella del Hollywood de los ochenta y los noventa, el rostro de la comedia romántica para una generación. Cuando Harry encontró a Sally; Algo que recordar o Tienes un e-mail son títulos que forman parte del imaginario colectivo y que, para bien o para mal, han acompañado y enseñado a muchos y muchas a enamorarse, a romper una relación o a fingir un orgasmo. Sin embargo algo pasó en su carrera. La actriz redujo su trabajo y fue apareciendo menos en el cine. Los años pasaron y la maquinaria machista y consumista de Hollywood se rió de ella por la forma en la que había envejecido. Ahora vuelve, lo hace como actriz y como directora, con Lo que sucede después, película que la ha traído a Barcelona. “A veces hay cierto elitismo en torno a las comedias”, dice la actriz en una entrevista en la Cadena SER desde el Barcelona Film Fest.
Aquí ha venido a presentar su segunda película como directa, la primera fue un drama bélico, Ithaca, con Tom Hanks y su hijo Jack Quaid, y que dirigió en 2015. Desde entonces no había aparecido, hasta este segundo filme, que ella misma protagoniza junto al actor de Expediente X, David Duchovny, y donde ha querido romper algunos de los estereotipos del género. “Tengo mucho respeto por este género, hay mucho análisis sobre la sociedad en esta película. Para muchos es un género menor, yo no lo creo para nada, sino no hubiera hecho tantas, creo que hablan de una época concreta y por eso son importantes”, explicaba la actriz que además va a recibir el 24 de abril el Premio de Honor Sant Jordi de Cinematografía. En ese discurso de agradecimiento, la interprete se acordará de la escritora Nora Ephron. Ella escribió muchas de sus mejores películas y a ella, dice, le debe todo. “Hice cinco películas con ella y estoy absolutamente agradecida. Fue mi maestra, mi mentora y mi amiga. Alguien a quien respeto mucho, por lo que significó para mí, pero también para otras personas. Durante todo el rodaje tuve un sentimiento de gratitud hacía Nora”.
En Lo que sucede después, una ex pareja se encuentra en un aeropuerto, donde todos los vuelos han sido cancelados, retrasados o desviados debido a una fuerte tormenta. Llevan décadas sin verse y se ven abocados a hablar y mucho en ese aeropuerto. La película la escribió en la pandemia, de ahí la sensación de claustrofobia para estos personajes condenados a hablar, a recordar su pasado y a revisar todos aquellos errores que cometieron en la vida. “Ha sido genial contar la historia de personas mayores que recuerdan sus vidas, que no viven juntas, que recuerdan sus errores y se hacen preguntan sobre las consecuencias, sobre los resultados de decisiones. Y esas no son ideas cínicas ni tampoco ideas demasiado sentimentales”, cuenta sobre una película que puede ser leída como una historia de reconciliación entre dos visiones contrapuestas, las mismas que enfrentan al mundo ahora mismo.
Quizá lo más novedoso sea que los protagonistas de este romance son un hombre y una mujer de más de cincuenta. Una edad que Hollywood no suele atender. “Ha sido genial contar la historia de personas mayores que recuerdan sus vidas, que no viven juntas, que recuerdan sus errores y se hacen preguntan sobre las consecuencias, sobre los resultados de decisiones. Y esas no son ideas cínicas ni tampoco ideas demasiado sentimentales”, insistía Meg Ryan.
De hecho, la propia película suena como a ajuste de cuentas al propio Hollywood, una industria que aupó y la convirtió en un emblema. Recordemos que la actriz debutó nada menos que con George Cuckor en Ricas y famosas, al comienzo de la década de los ochenta, justo cuando estudiaba periodismo, una profesión que dejó por el cine y en la que protagonizó títulos como French Kiss, Kate and Leopold, City of Angels. Pero Hollywood también la abandonó, primero cuando se salió del carril haciendo una película que ponía en jaque el machismo del cine y de la sociedad, En carne viva, con la que trabajó con la directora Jane Campion. “Hollywood no estaba preparado para una película así, pero sobre todo no estaba preparado para verme a mi en ella. Creo que lo que no querían era verme a mí ahí, reconoce años después sobre el thriller erótico en el que por primera vez la mirada era femenina. “Pero me dio exactamente igual. Creo que siempre fui un poco punk. Me encantó hacer esa película, conocer a Jane Campion. Me encantó sobre todo que el personaje no era en absoluto el arquetipo que todo el mundo tenía sobre mi. Rompí ese arquetipo Recuerdo que mucha gente me advirtió y me dijo que igual habría que explicar ese cambio. Me lo dijo mi publicista, por ejemplo. Quizá fuera cierto. Quizá hay que hacer una promoción al respecto, sobre todo en mi caso. Pero yo necesitaba avanzar y hacer una película como esa”.
Después de aquello la actriz comenzó a reducir su trabajo. También se debió a que empezó a madurar, ya no era la joven que Hollywood quería explotar. Después, las revistas del corazón especularon con su aspecto y hasta ahora. La actriz no guarda rencor, pero reconoce que le hubiera gustado vivir otra época, donde el Me Too hubiera puesto las cosas en su sitio. “Sí, claro que me hubiera gustado vivirlo. Tengo que reconocer que, afortunadamente, yo no pasé ninguna experiencia terrorífica, pero sé que amigas mías sí, y estoy muy agradecida a este movimiento", reconoce la actriz que ahora espera que su hija viva en un mundo un poquito mejor.
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...