Luis García Montero recuerda un momento especial con su padre para celebrar el Día del Libro: "Ser libre es poder pensar lo que decimos"

Madrid

Yo no recuerdo la primera vez que vi el mar, pero recuerdo muy bien la primera vez que mi padre me leyó en alto la "Canción del pirata" de Espronceda. Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, un velero Bergantín. Leer en alto es una buena costumbre para enseñarnos a vivir por dentro. Crecemos en altura según cumplimos años, pero según leemos libros crecemos por dentro. Mi padre leía sus poemas preferidos, Espronceda, Lope de Vega, el Duque de Rivas, y nos contagiaba la posibilidad de sentir el amor, la solidaridad, el miedo y la rebeldía.

Ser libre es poder pensar lo que decimos antes de decir lo que pensamos, es hacernos dueño de nuestras palabras, comprender lo que cabe por dentro en las sílabas que se reúnen para decir libertad, paz, vida, España, soy yo, soy hombre, soy mujer, te quiero. Ser libre es descubrir a ese Quijote de la Mancha que sale cada amanecer a las calles del siglo XXI para denunciar los entuertos y luchar contra las injusticias de los malandrines y los bellacos. Ser libre es saber que el ser humano vive en el tiempo, que las cosas pasan y que resulta necesario dejar testimonio, dejar el legado de la experiencia, toda la memoria que guardan los libros, la voz de una madre o un padre diciendo érase una vez y formando un nosotros.

Bueno es recordarlo hoy, martes, 23 de abril, día del Premio Cervantes, día de la lengua española en las Naciones Unidas, día de un idioma con más de 600 millones de hablantes en el mundo. 600 millones de personas que se entienden, a través de los kilómetros y las orillas, cuando dicen no me mientas, seguimos juntos, ponme una canción, buenos días.