El explosivo triángulo amoroso de Zendaya en 'Rivales': "Me interesa interpretar a mujeres complejas"

Roma

Zendaya se ha ganado ser una de las actrices más cotizadas de Hollywood. Símbolo de una nueva generación, referente de la moda, estrella intachable sin un escándalo y con un especial olfato para elegir proyectos, no hay pasos en falso en su carrera. No lo ha hecho solo como intérprete sino también como productora, uno de los cambios fundamentales en la industria post Me Too. Ahí están ejemplos como Emma Stone, Margot Robbie o también su compañera de reparto en 'Euphoria', Sydney Sweeney. Con 27 años, la actriz californiana ha entendido que puede interpretar a una adolescente drogadicta y a una joven promesa del tenis pero también puede dar el salto a dramas más adultos como una mujer compleja y ambiciosa. Su transición de chica Disney, menos abrupta y traumática que la de artistas como Miley Cyrus, ha sido tan natural porque ella misma ha controlado parte de los procesos como productora, desde la serie de HBO al drama de pareja Malcolm & Marie. Ahora estrena 'Rivales', melodrama tormentoso y sexy que dirige Luca Guadagnino, el autor italiano que ha firmado títulos como 'Call me by your name' o 'Hasta los huesos'.

En 'Challengers', título original que juega con la idea de rivalidad y también hace referencia a los torneos de segundo nivel en el mundo del tenis, interpreta a una joven deportista con una carrera meteórica por delante y a una entrenadora que intenta reflotar la carrera de su marido. La historia se divide en dos épocas, antes y después de sufrir una grave lesión que la apartó de las pistas y la condenó a vivir el tenis desde la grada. "Ella es muchas cosas. Es una mujer increíblemente complicada y compleja. Y eso es lo que aprecié de ella. Es difícil quererla. Y también es difícil odiarla. Yo empatizo profundamente con ella. No solo porque es mi personaje, sino porque creo que hay algo en ella que está tratando de equilibrar y también hay mucho dolor que está tratando de aceptar. Todo el mundo la describe como un personaje femenino fuerte, pero al final creo que es alguien destrozada, y no sé qué tan fuerte es, está hecha pedazos y es bastante caótica, lo cual creo que es divertido de interpretar y hermoso de ver", explica la actriz en conversación con la Cadena SER en Roma.

Zendaya es una suerte de femme fatale moderna. Es seductora, ambiciosa, manipuladora, inteligente y a la vez una mujer rota por no haber podido conseguir sus metas profesionales, aquellas que se marcó cuando coqueteaba y vacilaba a dos jóvenes tenistas y amigos que se habían quedado embobados con su potencial. A uno de ellos lo interpreta Mike Faist, actor que brillaba en el West Side Story de Spielberg. Él la acompañó en su recuperación, tuvo una carrera exitosa, se casó con ella, tuvieron una hija, pero ahora atraviesa un bache profesional que su entrenadora y mujer no logra remontar. Al otro lo encarna Josh O'Connor, el intérprete británico conocido por The Crown y La Chimera. Éste fracasó como tenista profesional, está arruinado y va dando tumbos por la vida. Los tres forman un explosivo triángulo amoroso que nunca se llegó a apagar y renace años después cuando se encuentran en un torneo de segundo nivel.

"Creo que los hombres tienen que mirarse más a sí mismos y evaluar lo que hemos estado haciendo mal durante mucho tiempo. Siento que esa es una pregunta que está en boca de todos en el cine y en el arte en general", dice O'Connor sobre la lucha dentro y fuera de la pista. Y le ayuda su compañero. "Sin duda hay una masculinidad tóxica. Están todos estos temas de competir, de la ambición y de tratar de pelear por la chica, este tipo de cosas. Pero, dentro de todo eso, creo que hay que mirarlo a través de una perspectiva más profunda y complicada", añade Mike Faist sobre las perversas dinámicas entre los tres personajes.

Es curioso que la historia de este triángulo sexual y psicológico la firme el debutante Justin Kuritzkes, dramaturgo, novelista y pareja de Céline Song, la autora de 'Vidas pasadas', una de las grandes películas de la pasada temporada que estuvo nominada al Oscar. Si ella desmontaba la toxicidad de otro triángulo amoroso en dos épocas para hablar de la identidad, de las relaciones de juventud y del capitalismo del amor, él muestra en Rivales todo lo contrario. Aquí hay una exploración del sexo, el amor y la pasión desde el control, las dinámicas de poder y la vinculación al trabajo. De hecho, el tenis es solo una metáfora para entrar en ese universo de éxito y competencia, algo que interpela también a los propios artistas.

"Una de las cosas que más nos gustó de este guion, y la razón por la que todos elegimos hacer esta historia, es la idea de qué hacer cuándo se logra el éxito. Todos nosotros crecimos amando la actuación, yo lo hacía desde niño con el teatro infantil. Pero cuando empiezas a hacerlo como tu carrera, adquiere una forma diferente y eso te cambia. Y luego empiezas a preguntarte, ¿realmente disfruto esto tanto como antes? ¿Por qué hago esto? Tienes que navegar por eso constantemente y a veces puede ser bastante duro. Y dentro de esto vemos a estos tres artistas que están intentando retroceder, volver a la época en la que realmente disfrutaban de su pasión y su amor", reflexiona Mike Faist sobre los paralelismos a la hora de gestionar el éxito y la frustración, e interviene Zendaya. "Yo sí que empatizo con esa idea de anteponer sus deseos, y decir, ya está, hasta aquí. Como si fuera alguien que no tiene nada más que demostrar, y que solo quiere disfrutar de su vida, de ser padre, de ser esposo, simplemente vivir su vida y disfrutar del trabajo que ha hecho. Y a mi personaje le cuesta disfrutar del trabajo que ha realizado. Solo piensa en trabajo, trabajo, trabajo, en mantener la cabeza agachada y nunca llega a disfrutarlo, y eso no es genial", sentencia con una mueca.

Entre el thriller psicológico, el melodrama y el telefilm más disfrutón, Luca Guadagnino se recrea en la sensualidad del deporte y de los personajes. Hay numerosas tomas a cámara lenta de las gotas de sudor y los golpeos con la raqueta -y eso que los tenistas son prácticamente los únicos que tienen siempre una toalla cerca-, primerísimos planos y rápidos movimientos de cámara que meten al espectador dentro del partido y de la tensión de los protagonistas. Toda una coreografía e intercambio psicológico que cobra sentido gracias al vibrante montaje de Marco Costa y a la fantástica composición musical de Trent Reznor y Atticus Ross, los de La red social y con los que el director italiano ya había colaborado en Hasta los huesos. “Nos lo había dicho en un correo electrónico y creo que había seis o siete 'X' en la palabra sexy. Escribió 'es una película muy sexxxxxxy", bromean sobre las instrucciones para buscar una música tecno y electrónica que está en primer plano en gran parte de la película.

Guadagnino también tuvo que dar algunas indicaciones a los actores para ser sexys. Al menos eso cuentan ellos mismos, que entrenaron durante meses para jugar al tenis de forma creíble pero que también tuvieron que aprender a derrochar sensualidad en pantalla. "¿Se entrena ser sexy?", le preguntamos:

- Zendaya: "Eso surge de forma natural", bromea la actriz.

- Mike Faist: "Josh tuvo que enseñarme. Josh me llevó a un lado y me dijo, "Así, Mike", sigue el vacile.

- Y Josh O'Connor no se entera de mucho: "Se me da fatal, en serio, tuve que preguntar el primer día cómo se agarraba la raqueta, qué hacía con esa cosa. Pero, bueno, también fue genial, es como aprender cualquier habilidad?

- Mike Faist y Zendaya: "¿Ser sexy? Es de lo que estamos hablando", risas

- Josh O'Connor: "Perdón, he dormido dos horas. Ya en serio. Tuvo que darme indicaciones sobre cómo quitarme la camiseta porque era muy aburrido cómo lo hacía. Y no me salía, no era nada sexy", concluye el actor británico, que repetirá con Guadagnino en uno de sus próximas películas.