Lo que pasa en nuestro cuerpo cuando vemos y olemos la comida: "El hígado sabe que vamos a comer"
Un estudio del Instituto Max Planck para la Investigación del Metabolismo ha explicado en ratones cómo funciona el mecanismo que activa las mitocondrias del hígado. La investigación se puede aplicar a humanos con diabetes
Salivamos, sentimos casi físicamente el hambre, nos ruge el estómago, sentimos ansiedad. La variedad de sensaciones al ver u oler una apetitosa comida es casi tan amplia como personas existen. Pero, ¿qué sucede, en realidad, en el metabolismo de nuestro cuerpo cuando vemos y olemos la comida?
Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck, liderados por el científico Jens Brüning, ha podido demostrar en ratones -pero con aplicación a los humanos, que tenemos un hígado similar- que las mitocondrias de este órgano se ponen a funcionar en apenas unos minutos. Y que lo hacen estimuladas por la señal olfativa y visual que les llega del cerebro.
El proceso que empieza en las mitocondrias de las células hepáticas es una transformación -incluso en la forma- que prepara al hígado para que empiece a metabolizar el azúcar. Por eso, los hallazgos, publicados en la revista Science, podrían abrir nuevas vías para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
¿Cómo se ha hecho?
Los investigadores alimentaron a ratones hambrientos que estaban en una zona del laboratorio donde solo podían ver y oler la comida, pero no tenían acceso para comerla. Después de unos minutos, los investigadores analizaron las mitocondrias en el hígado de estos pequeños mamíferos y vieron cómo se activaban los procesos normalmente estimulados por la ingesta de alimentos.
El efecto sobre las mitocondrias del hígado lo provoca un grupo de células nerviosas llamadas "neuronas POMC". Estas neuronas "se activan en cuestión de segundos por la vista y el olor de los alimentos" y le dicen al hígado que se prepare para los nutrientes que van a llegar.
Durante el experimento, para validar sus hallazgos, los investigadores activaron artificialmente las neuronas POMC sin que hubiera alimentos cerca de los ratones. Las mitocondrias del hígado se activaban igualmente.
El jefe del estudio, Jens Brüning, ha dicho que "muestra cuán estrechamente están vinculados la percepción sensorial de los alimentos, los procesos adaptativos en las mitocondrias y la sensibilidad a la insulina". Por eso, añade que "al comprender estos mecanismos podremos entender mejor cómo la sensibilidad a la insulina se ve alterada en la diabetes mellitus tipo 2".
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Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación...