'Mamífera', el drama que retrata los estigmas contra las mujeres que deciden no ser madres
María Rodríguez Soto firma una de las interpretaciones de la temporada en la película de Liliana Torres que salió con premio del Festival de Austin
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Barcelona
La literatura y el cine llevan un tiempo, reciente, abordando la maternidad desde distintos ángulos. El auge de las escritoras y las cineastas ha hecho que este tema esté en el centro de la literatura con mayúsculas, siempre relegado a una parte. En el cine ha pasado lo mismo. La cineasta Liliana Torres propone un nuevo acercamiento a la maternidad o, más bien, al estigma que sufren aquellas mujeres que deciden no ser madres. Lo hace en Mamífera, una película que protagoniza María Rodríguez Soto, que ganó el premio a la mejor interpretación en el Festival de Austin, en Estados Unidos, un estado donde el aborto es ilegal. “Fue justicia divina ya que cogieran la película. Fue una declaración de intenciones absoluta del Festival. Además, allí se estrenó el 8 de marzo y eso fue muy importante”, dice la actriz en una entrevista en la SER. “Es maravilloso que una historia local, pequeña, pueda transcender. Y si esta película ya la ha visto alguien antiabortista, yo con eso ya me quedo como tranquila y feliz”.
María Rodríguez Soto, que ganó la Biznaga en el Festival de Málaga por su papel de madre primeriza en Los días que vendrán, donde se interpretaba a sí misma, encarna ahora a una mujer que a los 40 que tiene todo a lo que podía aspirar: un trabajo que le gusta, un perro y una relación tranquila con su pareja. No tienen hijos. Han decidido que no los quieren, a pesar de que todo su entorno haya apostado por la maternidad. Pero un día, descubre que está embarazada y decide abortar. El problema es que el Estado en aquel momento, en un acto paternalista, obligaba a las mujeres a dejar pasar tres días de reflexión antes de interrumpir el embarazo. Fue antes de la Ley del solo sí es sí. “Es la vivencia de Liliana, que tiene una idea política de lo que es no ser madre, porque ella lo tiene muy claro. Creo que es un guion que es una partitura tan clara que te lleva a un sitio precioso. El propio guion consigue meterse en la cabeza de la protagonista y acompañarla”.
En estos tres días, todo se pone patas arriba. Comienzan las dudas entre la pareja, la culpabilidad por no tener instinto maternal, algo que es casi un imperativo para las mujeres. “Es que la sociedad hace replantearse al personaje si tiene un trauma, si le pasó algo de pequeña para no querer ser madre. Hay una incomprensión total de la sociedad que acaba afectándole a las mujeres. Al final te preguntas si no tienes el instinto, sino tienes esa supervivencia mamífera, si tienes un problema. Estamos tan condicionadas las mujeres y tan subyugadas”, explicaba la actriz sobre el conflicto que vive su personaje, que se encuentra con su hermana y sus sobrinos, con sus amigas y con su propia madre, a la que le pregunta si ella se arrepiente de haberla tenido. “Esa escena hace que nos sintamos agradecidas de formar parte de otra realidad a la que vivieron nuestras madres que ni siquiera pudieron plantearse otra opción”.
Mamífera es también un retrato sobre lo difícil que es ser madre y las diferentes formas que hay de ejercer la maternidad. Las amigas de la protagonista sirven a la directora para evidenciar temas como la conciliación, la pareja, las exigencias sociales… “No juzga a ninguna de ellas y también muestra cómo las mujeres acabamos poniendo todo por delante de nosotras por exigencias de la sociedad,. Pero también hay que quitar el estigma ese de que si una mujer no es madres es tratada como la loca de los gatos, la amargada, la tía solterona. Y reivindicar esta decisión desde una misma y desde una voluntad también política”.
La actriz, que firma una de las mejores interpretaciones del año, confiesa que ha sido una experiencia intensa y que ha disfrutado de rodar en otra Barcelona, menos turística y mucho más auténtica. “Nunca había hecho una película en la que saliera en todos los planos”, bromea la actriz que define el rodaje como un momento feliz y tierno, donde todo el mundo colaboraba. “Acabé haciendo claqueta, porque ya era una técnica más”, explica la actriz. “Hay que reivindicar la felicidad del trabajo. Este fue un rodaje feliz y muy tierno, porque se trabajó desde una ternura y desde una profesionalidad que yo no había visto. Eso tiene mucho que ver con las jefas de equipo, había mucha interacción entre todas, mucha cooperación. El cine es muy jerárquico a veces, pero aquí era todo lo contrario. Yo ya les digo a los productores que pongan mujeres al frente, porque es todo más sencillo y cunde más”.
Uno de los pocos hombres del equipo es Enric Auquer, que interpreta a la pareja de la protagonista. Un hombre que debe aprender a escuchar y a dejar que las mujeres decidan. “Enric ha estado muy bien aquí porque ha sabido acompañar muy bien y ha sabido ponerse”, dice sobre su compañero de reparto. El reto para ambos era conseguir la química que tendría una pareja real. “Uno de los miedos era no lograr la química, pero con Enric sabíamos que lo íbamos a conseguir, que ahora somos vecinos y todo”. Tiene que ver con el código en que rueda la directora, que en sus anteriores filmes, siempre ha jugado entre el documental y la ficción, como en Family Tour o Qué hicimos mal, donde buscaba a todas sus ex parejas. Aquí es una historia ficcionada, pero el tono es naturalista. Es así como se acerca a la historia de esta pareja. “Es también una historia de amor, porque, sin hacer spoilers, pero creo que es el acto de amor más grande que se puede llegar a hacer por una persona. No se puede hacer renunciar a nadie a eso, ni obligarle a nada”, reflexiona sobre el dilema que apunta el filme en torno a la pareja.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...