Feijóo se resigna

Madrid

¿Quién ha perdido? Nadie lo sabe mejor que el perdedor. Nada más definitivo que su reacción para conocer el resultado de un pulso, de un litigio. Y ningún listón más revelador que comparar lo que esperaba con lo que ha conseguido.

Al conocerse la carta de dudas de Pedro Sánchez, el PP propuso a su líder, Alberto Núñez Feijóo, como el sucesor natural del presidente. Hoy da por zanjado el asunto. El mismo ha replicado a la resistencia del socialista con una frase diáfana: “No le voy a plantear una moción de censura”. Eso sí, acompaña su resignación con una justificación de gusto más discutible: no le censurará porque Sánchez ha “comprado” el apoyo de sus socios; y así, fracasaría de nuevo.

Pero este razonamiento resulta un poco diabólico. Si se aplica como norma general, la pregunta sirve también para quien la lanza al aire: si a él le apoya Vox, como le apoya en tantas comunidades autónomas, ¿es que acaso ha comprado a los ultras?, ¿con qué precio?, ¿bajo qué condiciones?, ¿con qué concesiones ideológicas?, ¿a cambio de qué promesas?, ¿cómo es que él no sabe “comprar” a las derechas periféricas? Sería estupendo que los personajes públicos contestasen las preguntas, o las acusaciones, que dirigen a los demás. Por aquello de la igualdad ante la ley… de la opinión pública.

Sánchez se ciñó, sin insultos, a describir el acoso y derribo decretado por José María Aznar con la consigna de “quien pueda, que haga”. Feijóo contesta con calificativos como: ridículo, bochorno, retroceso, cesiones, escándalos, daño, agonía, decadencia, impunidad, amenazas… Y anunciando que seguirá persiguiendo a la esposa del presidente por tierra, mar y aire. La llama “entorno”, como si fuera un mueble. Ese estilo de gran caballero.