Francino, sobre la decisión de Pedro Sánchez: "Si llegan a cobrarse su cabeza a base de juego sucio, todos hubiéramos perdido"
Carles Francino hace un análisis personal sobre la decisión final de quedarse del presidente del Gobierno
Madrid
Llegamos a esta Ventana tan saturados de análisis y reacciones al discurso de Pedro Sánchez -y su decisión de quedarse- que me temo que no voy a resultar nada original. Pero también creo que resulta imposible abstraerse del gran, y casi único, asunto que monopoliza la conversación pública. Así que, por esa complicidad que compartimos cada tarde, yo simplemente voy a decir cómo lo veo y luego lo vamos comentando.
El viernes pasado, algún oyente lo recordará, confesaba públicamente el repelús que me da ponerme solemne, pero decía que con este envite nos estábamos -o nos estamos- jugando la esencia misma de la democracia. Bueno, pues lo sigo pensando. Por eso lo primero que me genera la decisión de Sánchez de seguir en el cargo es de alivio. Con independencia de su color político. Porque si quienes han orquestado desde hace años una campaña de bulos, ataques, insultos y, sobre todo, de deslegitimación del personaje, si llegan a cobrarse la cabeza de Pedro Sánchez a base de juego sucio, creo que todos hubiéramos perdido. Todos. Si esa campaña la hubiera hecho la izquierda y la extrema izquierda lo diría exactamente igual.
Francino, sobre la decisión de Pedro Sánchez: "Si llegan a cobrarse su cabeza a base de juego sucio, todos hubiéramos perdido"
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Lo que pasa es que nunca en nuestra democracia desde la izquierda se ha negado la legitimidad de un presidente de derechas. Eso es un dato objetivo, no es opinión, pero lo digo por si acaso. Segundo concepto: coincidencia en el diagnóstico de que por este camino vamos mal. Como ejemplo, algunos fragmentos del discurso.
O sea, ya tenemos coincidencia. Ya tenemos alivio. Ahora viene, tercer concepto, la expectación; o sea, ¿y ahora, qué? saber en qué se va a concretar ese compromiso –ha dicho Sánchez- de liderar "la regeneración democrática" que necesita España. Esto, pregunto, ¿eh?... ¿esto cómo va a ser?, ¿con leyes, con pedagogía...? Iba a decir con la búsqueda de consensos, pero eso ahora mismo es inviable.
No tiene sentido plantearlo en ningún ámbito, ni en el judicial, ni el territorial, ni en la educación, ni en el modelo turístico, ni en nada. El sistema de oposición que ha elegido hace años la derecha y la ultraderecha lo hace imposible. Lo cual me lleva al cuarto concepto de análisis. Insisto, de mi análisis; es mío y de nadie más: el riesgo.
La carta de Pedro Sánchez y su posterior decisión de quedarse, ahonda en la división y el enfrentamiento. No digo que sea algo querido por él, o sí, no lo sé, pero es una evidencia que lo que ha ocurrido en la última semana no apacigua el panorama político, ni social, más bien lo contrario. Por lo tanto, es un riesgo. En cualquier caso, y resumiendo, es verdad que marca un antes y un después. El antes ya lo conocemos. Ya sabemos de dónde venimos. Ahora nos falta saber cuál es el después y a dónde vamos. Desde luego, está claro que no vamos a aburrirnos.
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