Un país entre quinielas

¿Sabes algo?, era el mensaje que te llegaba al teléfono o en cualquier conversación. "Y tú que estás en la radio, ¿no sabes nada?" preguntaban, sin caer en que, precisamente, lo de la radio consiste en contar, no en callarse. ¿Tú qué sabes?, y tú contestabas de la única forma que se podía: ¿y tú?, porque esta vez también preguntaba la gente que suele saber, pero no sabe. Y así hemos pasado el fin de semana: entre quinielas. Si todos llevamos un seleccionador dentro, hemos estrenado el pronosticador de lo que va a hacer el hombre imprevisible, para que, sea lo que sea lo que vaya a decir Pedro Sánchez, todos podamos decir cuando lo diga: lo sabía.

En Ferraz sonó Raffaella Carrá y sonó Quevedo y el Comité Federal -el órgano que echó a Sánchez aquel año- se pudo seguir como los partidos de fútbol, con pantallas en la calle, para pedirle que se quedara. A las puertas del Congreso llegó ayer domingo una concentración por amor a la democracia.

Hay porras en redacciones y grupos de WhatsApp y las redes se han llenado de memes para entretener esta espera. A falta de información, las crónicas se han puesto a hacer memoria y a recordar el precedente de la dimisión de Suárez o las mociones de confianza de Suárez o a Felipe González. En realidad, González no salía tanto en la tele desde su oposición a la amnistía. Claro que entonces no eran imágenes de archivo, sino reacciones rápidas que ahora, por lo que sea, no se han producido. Ha sido un fin de semana como otro cualquiera: terrazas y planes de primavera, ganó el Madrid, Feijóo dijo que desde Franco no se veía un autoritarismo así.

Un fin de semana como los demás y, a la vez, un fin de semana como ninguno, porque este país que tanto espera por tantas cosas nunca ha esperado por algo así. A falta de información, la gente se agarra a lo que puede, como los tuits viejos de Pedro Sánchez, porque siempre hay uno que encaja y que sirve de oráculo. Ayer circulaba ese que dice: see you tomorrow. Puede que hoy pase como en esas secuencias típicas de las películas en las que se ve una empresa y un taller y una casa y la barra de un bar con la gente en silencio pendiente de la radio y de la tele en cuanto vaya a ser la comparecencia para que todo el mundo comparta la sorpresa -se vaya o se quede- mientras pueda decir: lo sabía.