Los pijos de Estados Unidos han decidido hablar en voz alta y prender la mecha
Las protestas universitarias denunciando el genocidio en Palestina han arrancado en el club de universidades carísimas y llenas de prestigio donde solo entran los mejores
Los pijos de Estados Unidos han decidido hablar en voz alta y prender la mecha
El campus de la Universidad de Columbia es un centro educativo, pero para los que hemos estado alguna vez es también el escenario de esa película que hemos visto tantas veces que se llama Nueva York. Es un lugar y una ciudad donde la vida fluye ahí dentro con la intensidad del tamaño de todo el país. Tienes la sensación de que al entrar a ese campus te pasarán un millón de cosas interesantes, aunque en realidad, para que engañarnos, luego salgas igual que entraste, con un puñado de fotos y una sudadera que llevarás a casa y que quizá te pongas muy de vez en cuando.
En el imaginario de muchos de nosotros, universidades como Columbia y todas las que pertenecen al club de la Ivy League es ese cogollito de universidades carísimas y llenas de prestigio, es un territorio de privilegio y esfuerzo donde solo entran los mejores. El sitio perfecto para hacer una buena boda, pero también una buena carrera universitaria que te hará conseguir el sueño americano de estos tiempos y también de otros: el dinero. Claro que hay alumnos becados por su expediente o por destacar en alguna disciplina, pero aquello, para muchos, no es más que un nido de pijos.
Y resulta que esos pijos, y otros que lo son menos, pero que también son alumnos de 21 universidades en Estados Unidos, han decidido hablar en voz alta y prender la mecha. Convertir Palestina en el nuevo Vietnam. Protestar ante un genocidio en directo mientras los demás asistimos a lo mismo y solo muy, muy de vez en cuando decimos eso de: ¡ay qué pena! En un país que les ha respondido con la represión de sus policías, que ya sabemos que no es poca cosa. En un país donde lo suyo con Israel es un matrimonio más que estable, donde el establishment, el propio presidente, continúa alineado con el país que preside Netanyahu. Y con unas universidades que ya les han dicho que eso de retirar las inversiones de las empresas ligadas con ese país, una de sus principales reivindicaciones, ni hablar.
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Algunos, porque siempre hay alguien que sabe de todo y en todas partes, critica la actitud de los que protestan, echándole la culpa a lo woke, que lo impregna todo, en el campus de Columbia y Ohio State, pero en cuanto te descuidas, en la Carlos III de Madrid. No saben que en este caso, quizá, estamos hablando de algo muchísimo más grande, tanto como el tamaño el aquel país. Es la defensa de los derechos humanos, de los palestinos y de los israelíes a los que les horroriza lo que está sucediendo. Es la exigencia de una respuesta por parte de esas universidades a las que se les suele llenar la boca de pluralismo, respeto y convivencia, pero a los que les tiembla el cuerpo ante la palabra mágica que son las donaciones.
Esas que también son tan importantes en la política estadounidense. Como lo son los votantes, esos que le están diciendo a Biden que a lo mejor se quedan en casa, o en el campus, cuando toque votar.
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Ángeles Caballero
Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels...