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El Bibby Stockholm, la 'cárcel flotante' del Gobierno británico que divide a los habitantes de Portland

Los habitantes de este municipio y de la ciudad colindante han mostrado su rechazo de forma generalizada a la instalación de la conocida como cárcel flotante en el puerto de Portland, aunque por razones distintas

Reportaje EP123 | Un barco-prisión para frenar migrantes

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Londres

La barcaza Bibby Stockholm sigue dividiendo a los vecinos de Portland, en el sur de Inglaterra, más de un año después de que el Gobierno británico anunciara sus planes de instalar allí a cientos de solicitantes de asilo. Los habitantes de este municipio y de la ciudad colindante de Weymouth, de 55.000 habitantes, han mostrado su rechazo de forma generalizada a la instalación de la conocida como cárcel flotante en el puerto de Portland, aunque por razones distintas.

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Sally Davidson forma parte del grupo Portland Global Friendship, una asociación creada para dar asistencia a los cerca de 300 solicitantes de asilo que han sido trasladados a la barcaza desde su llegada al puerto. Davidson es una de las voluntarias que ayuda en la organización de actividades, como excursiones y clases de conversación, y en la recolección de ropa o aparatos electrónicos que puedan ser de utilidad. Su contacto directo con los recién llegados le ha confirmado sus mayores preocupaciones: el Bibby Stockholm es una amenaza para la salud mental y física de los solicitantes de asilo.

El Gobierno británico duplicó la capacidad de la barcaza, inicialmente construida para albergar a poco más de 200 personas, para dar cabida al máximo número de personas posible. Una decisión muy criticada por las organizaciones de derechos humanos, que alertan de la falta de espacio en las habitaciones y de las limitaciones de las instalaciones. El Ejecutivo ha negado que se trate de una cárcel y ha insistido en que los solicitantes de asilo pueden entrar y salir de la barcaza con libertad. Para ello, ha habilitado un servicio de autobús que conecta la embarcación con el centro de Weymouth, aunque algunos de los ocupantes critican los fuertes controles de seguridad a los que son sometidos cada vez que entran o salen del recinto.

Davidson da buena cuenta de ello. "Hay muchas personas que conocemos –probablemente muchas más– a las que esto les resulta muy difícil de llevar. La salud mental y física de los solicitantes de asilo se está deteriorando. Algunos de ellos aseguran haber sufrido racismo en los controles de seguridad", explica. El Ejecutivo insiste, sin embargo, en que los solicitantes de asilo cuentan con todas sus necesidades básicas cubiertas, además de acceso a un médico en la barcaza cinco días a la semana, atención psicológica y clases de inglés.

La llegada de la barcaza ha provocado el rechazo de otro grupo de vecinos, que consideran que se están destinando demasiados recursos para acoger a los solicitantes de asilo. Kate Robson, miembro del grupo No to the Barge, se muestra especialmente crítica con los servicios ofrecidos en la barcaza y lamenta que el Gobierno no destine estos recursos a la mejora de los servicios públicos para la población local.

"Como contribuyente, tengo inconvenientes sobre lo que estamos pagando, especialmente cuando el Servicio Nacional de Salud se está desmoronando a nuestro alrededor. Conozco a tres personas que están en tratamiento contra el cáncer y todas han tenido malas experiencias esperando un diagnóstico. Podemos permitirnos pagar miles de millones en un sistema de asilo que no funciona, pero no podemos pagar a nuestros médicos decentemente", lamenta Robson, quien critica que se haya puesto un servicio de autobús exclusivamente para los inmigrantes y que cuenten con un médico a bordo.

El Gobierno británico insiste en que medidas como el uso del Bibby Stockholm, así como la aprobación esta semana de la ley para deportar a solicitantes de asilo a Ruanda, servirán como elemento disuasorio y ayudarán a reducir la llegada irregular de inmigrantes al Reino Unido. Pero los planes del primer ministro, Rishi Sunak, todavía no están dando los resultados prometidos. La cifra de llegadas a través del Canal de la Mancha ha repuntado en lo que llevamos de año y es un 24% superior a la registrada en el mismo período del año anterior, algo que está dejando a Sunak en una situación muy delicada a pocos meses de las elecciones generales.

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