Astérix no se rinde

Madrid

Astérix no se rinde. El Sabadell acaba de rechazar frontalmente su absorción por el BBVA. Hay que estar muy seguro de uno mismo para rechazar la integración en una entidad que te multiplica por seis veces.

Y eso es lo que ha afirmado esta tarde el consejo de administración del banco vallesano. Que el banco ofertante “infravalora” el proyecto del “ofertado”, así como sus “perspectivas de crecimiento”; y que el grande es muy “volátil”, como ha demostrado su bajada en Bolsa desde que lanzó su oferta el martes pasado”: es decir, que los sucesores directos del infausto Paco González, que dimitió por tras su implicación con el espionaje ilegal del comisario Villarejo, le han tratado con un desprecio imperial, como el de Roma a la aldea resistente de la Galia.

Y una razón más, quizá la principal: el consejo asegura que confía en que con la actual gestión y manteniéndose como entidad independiente, seguirá siendo más rentable que el asaltante, que “generará más valor” para el accionista: como ha ocurrido en los tres años desde que se produjo la primera intentona. En este periodo la capitalización del Sabadell se ha quintuplicado; la del BBVA se ha triplicado. Que podrá seguir así: eso es de lo que deberá convencer a los accionistas, si el asaltante optara por una oferta de compra hostil. Improbable porque no parece lo bastante fuerte, pero no imposible, porque la negativa le habrá sentado a cuerno quemado.

Igual que para los clientes, particulares y empresas, es bueno que no se reduzca aún más la competencia en el mercado. La concentración de la banca en España es ya asfixiante: si quieren crecer, que se fusionen con otros europeos y no achiquen aún más el ya muy escaso número de entidades autóctonas.