Lo contrario al humor

Madrid

Nunca me han gustado los toros, pero me gusta hablar con los aficionados porque jamás te dan lecciones de moral. Saben que el tiempo los ha colocado en el lado malo de la Historia y tratan de llevarlo con sentido del humor. ¡Bienaventurados los impuros porque no nos sueltan sermones!

Lo contrario al humor es el activismo, y lo que tenemos en el Ministerio de Cultura es un ministro activista: aburrimiento garantizado. Pero tampoco es que Urtasun pueda hacer mucho más. ¿Qué va a hacer el hombre cuando le han dado un ministerio sin nada que ministeriar? Tiene que elegir entre pasarse el día matando moscas con el rabo o lanzarse a descolonializar museos y destaurinizar taurinos. La decisión no es difícil.

Siendo ministro de cultura, lo suyo es precisamente la guerra cultural. Dividan treinta mil por cuarenta y ocho millones y sabrán cuánto tendría que importar a cada español la supresión del premio nacional de tauromaquia: salimos a 0,0006 euros por cabeza. Eso es exactamente lo que a mí me importa este asunto. Miren que es poco dinero y, a pesar de todo, Urtasun ha conseguido estar en boca de todos. ¿De dónde saca para tanto cómo destaca?

Pero no piensen que aquí las cosas se improvisan. A solo unos días de unas autonómicas catalanas en las que las encuestas vaticinan un castigo al partido de Urtasun, no es casualidad que este se presente como el adalid de la lucha contra el maltrato animal. ¿Sabían ustedes que en Cataluña el Partido Animalista tiene cuarenta mil votantes fieles, cuyas papeletas van sistemáticamente a la basura? Ese es el número que le importa a Urtasun. Cuarenta mil, y no 0,0006.