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Economía y negocios

El truco de los cajeros sin banco que están invadiendo España

Los bancos cierran una sucursal cada dos días en nuestro país mientras los ATM Euronet surgen como alternativa para la España vaciada

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Madrid

En el año 2023 cerraron cerca de 500 sucursales a lo largo de todo el territorio nacional. Desde 2008 han sido en total casi 30.000 oficinas bancarias las que han bajado para siempre la persiana a un ritmo de una cada dos días, y son menos de 20.000 las que quedan abiertas, es decir, menos de un 40% de las que existían hace dieciséis años. Esto repercute en toda la población, que tiene cada vez más difícil acceder a la atención presencial en su banco, pero complica su acceso especialmente a la España vaciada, que ve cómo desaparecen las sucursales de los pueblos sin una alternativa que satisfaga sus necesidades.

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Esta reestructuración en el mapa bancario no afecta sólo a las sucursales, también los cajeros de los bancos tradicionales están desapareciendo a una marcha acelerada, estamos en el mínimo histórico con 43.000 en toda España. Hace 20 años había más de 60.000. Es por ejemplo lo que ocurre en Venialbo, un pueblo de menos de 500 habitantes en la provincia de Zamora. Para sacar dinero han de desplazarse a alguno de los cajeros de los pueblos de alrededor, el más cercano a 15 kilómetros: "para los jóvenes es fácil porque te desplazas en coche, pero la gente mayor tiene que pedir el favor al vecino o al familiar. Viene una furgoneta de Caja Rural cada 15 días, pero si eres de otro banco no tienes esa facilidad", explica Soco, vecina de la localidad.

Lo curioso en esta época de reducción de gastos y cierre de sucursales es ver cómo otro negocio, en este caso internacional, se expande por nuestro país como la espuma. Hablamos de los cajeros ATM Euronet, parte de una empresa americana fundada en 1994 con gran presencia en Europa. Llegaron a España en 2012, y desde entonces han instalado ya más de 3.500 cajeros. Son unos pocos menos que los 4.500 de BBVA, y están muy por detrás de los 13.000 de Caixabank y los 7.000 del Banco Santander.

Esta "invasión" se debe a dos motivos principales: la facilidad para instalarlos y la desertificación bancaria en España. En su página web se dirigen a tres públicos objetivo. El primero son otros bancos, por ejemplo aquellos que no tengan una red extendida por España. Bancos que funcionan mayormente de manera online como podría ser ING Direct. En segundo lugar se dirigen a negocios, y lo hacen de manera muy gráfica en su web: "Haga negocio con un ATM en su comercio". Estos comercios en los que se instalan van desde las tiendas de un barrio de Madrid, hasta aeropuertos, estaciones de tren, junto a restaurantes o supermercados.

El truco está en que aparecen en ese lugar que pilla de paso, a la vista, y al final se convierten en la opción más a mano en caso de que necesitemos dinero en efectivo. Para instalarse, Euronet vende sus cajeros como un reclamo para que el negocio gane visibilidad, y además ofrecen una "atractiva renta mensual en forma de alquiler". Es decir, lo instalan gratis y se ocupan del mantenimiento.

Aquí está el secreto de su éxito y así se explica la facilidad para expandirse. Otra sorpresa con la que se han encontrado algunos usuarios de estos cajeros en el extranjero es que, al cancelar la operación, se cobraba una pequeña cantidad por simplemente utilizar el cajero, sin haber realizado ninguna operación. Esto, cuenta Carlos Cuatrecasas, socio de estrategia de sector financiero de la consultora KPGM, no deberíamos encontrarlo en España ni en Europa, porque es una práctica "regulada y perseguida por el Banco de España".

Los bancos deben garantizar el uso del dinero en efectivo por la privacidad de nuestros datos. Utilizar dinero digital implica que alguien sabe en qué nos estamos gastando el dinero, y va a utilizar esos datos para hacer dinero a nuestra costa

—  Patricia Suàrez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros

Los tres públicos objetivo de Euronet, decíamos, son otros bancos, negocios, y el tercero son los municipios. La empresa ha visto en la desertificación bancaria de la España rural y los pueblos más pequeños un filón. En Busot, un pequeño pueblo de 3.000 habitantes en la montaña alicantina, su alcalde Alejandro Morant decidió instalarlo hace poco tiempo por la falta de sucursales: "Cerró la única oficina que nos quedaba en el municipio, por lo que con este cajero buscábamos dar servicio a la población más mayor, a la que tuvimos que formar en el manejo de tarjetas de crédito".

Si han utilizado estos cajeros multimarca se habrán percatado de que la comisión por realizar operaciones es tal vez más alta que en otros bancos. "El cajero conlleva algunos gastos, desde su fabricación hasta el mantenimiento", cuenta Carlos Cuatrecasas, que incide en que "esos gastos antes estaban ligados a una sucursal". No será la misma la comisión que nos cobren si llegamos de un vuelo al aeropuerto de Barajas que en un pueblo remoto de Castilla y León, pero en definitiva ese es el modelo de negocio, cobrar comisiones altas y reducir a la mínima expresión los costes de mantenimiento.

"No tenemos dónde sacar un puto duro": la atención bancaria en la España despoblada, a examen

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Patricia Suàrez, presidenta de ASUFIN, la Asociación de Usuarios Financieros, explica que "instalar un cajero automático cuesta unos 10.000 euros al año, y en muchos pueblos, objetivamente no es rentable. Sin embargo, los bancos tienen una función social, y deberían responder instalando estos cajeros multimarca, sin que supusiera un coste mayor para la gente que vive en la España vaciada, que ya de por sí sufre una merma en la calidad y cantidad de los servicios".

Aunque en los últimos años nos hayamos encaminado hacia un uso cada vez menor del dinero en efectivo, Suàrez explica que los bancos deben garantizar el uso del dinero en efectivo "por la privacidad de nuestros datos. Utilizar dinero digital implica que alguien sabe en qué nos estamos gastando el dinero, y va a utilizar esos datos para hacer dinero a nuestra costa". Por otro lado, destaca también la importancia de que los usuarios gestionen ellos mismos sus finanzas, incidiendo en que con "una tarjeta o un pago digital podemos perder la noción de nuestros gastos".

Mientras, siguiendo la tendencia de reducir cada vez más el uso de elementos físicos, parece que el siguiente paso es el chip NFC (Near Field Communication), una tecnología de comunicación inalámbrica de corto alcance que permite la transferencia de datos entre dispositivos electrónicos cuando están muy cerca uno del otro, generalmente a una distancia de unos pocos centímetros. Esto permitiría sacar dinero en un cajero simplemente acercando nuestro teléfono al detector.

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