Polarización y violencia
Cuando sucede un magnicidio como el de ayer, contra el primer ministro eslovaco, son muy difíciles de calcular las consecuencias más profundas
Punto y 25 | Polarización y violencia
Madrid
Polarización y violencia. Cuando empieza una guerra mundial, nadie sabe que va a ser mundial. Tampoco se conocía que la Gran Guerra de 1914 iba a ser la Primera Guerra Mundial, pues habría una segunda. Cuando sucede un magnicidio como el de ayer, contra el primer ministro eslovaco, son muy difíciles de calcular las consecuencias más profundas. Como hace dos semanas, cuando partieron la cara a un joven socialdemócrata alemán que pegaba carteles electorales, o hace unos meses, cuando tirotearon en las calles de Madrid a Alejo Vidal-Quadras. Por cierto, léase su sentida carta al Partido Popular. El príncipe heredero del Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando, se encontraba de visita en Sarajevo cuando un joven nacionalista serbio le disparó a quemarropa. El hecho desencadenó el comienzo de la Gran Guerra. Stefan Zweig y Joseph Roth han descrito, entre otros, el ambiente de balneario que había entonces en muchas ciudades europeas. Sólo faltaba añadir la estrategia de la crispación, la violencia política. Algo de ello se había intuido en la calle Ferraz de Madrid, en las manifestaciones frente a la sede del Partido Socialista. En menos de un mes hay elecciones al Parlamento Europeo, frente al aire mortecino de antaño, ahora hay una coincidencia planetaria en que serán decisivas para el futuro de Europa y para controlar esa tendencia a la polarización, violencia que tantas veces se les ha ido de las manos a nuestros representantes públicos.
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Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS'...