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Kevin Costner: "He arriesgado mis casas para hacer estas películas, no sé por qué es tan difícil que la gente crea en mi cine"

El actor vuelve a la direccion 20 años después con su proyecto soñado, Horizon: una saga americana, un western sobre la fundación de América en cuatro partes. En Cannes ha presentado la primera película de esta saga que se estrenará en junio

Kevin Costner en Cannes EFE/EPA/PASCAL LE SEGRETAIN / POOL / PASCAL LE SEGRETAIN / POOL (EFE)

Cannes

Este está siendo un Festival de Cannes lleno de viejas glorias, rendido a ellas, a quienes fueron, y brindando la oportunidad de mostrar aquí sus últimos trabajo, aunque de momento todos hayan fallado en el intento. Kevin Costner ha presentado la primera de las cuatro partes de su western sobre la fundación de América, Horizon, que tuvo su gala fuera de competición y que nos trasladó a ese momento fundacional de un país que vive ahora mismo un proceso de revisión y de caos interno. Un proyecto que tiene mucho que ver con el éxito obtenido con uno de sus últimos proyectos, otro western, la serie Yellowstone. "Cannes significa mucho para mí", reconocía el director que sin el certamen su película no tendría sentido, pues no ha tenido buena acogida entre la industria de Hollywood.

Actor reconocido de películas como JFK de Oliver Stone, Los intocables de Brian de Palma, Un mundo perfecto de Clint Eastwood, y El guardaespaldas, ese éxito taquillero con Whitney Housen, Kevin Costner se ganó su fama como director precisamente rodando westerns. Después de Bailando con lobos, Oscar a la mejor película en 1990, y Open Range, la estrella de Hollywood se propone conquistar de nuevo Occidente con esta saga americana, un fresco coral en cuatro partes, que recorre el antes y el después de la Guerra Civil que le ha costado muchísimo sacar adelante en una industria cada vez más reacia a apostar por directores de esa generación.

Al igual que Coppola, Costner sabe qué es eso de arruinarse con un proyecto, de fracasar y volver a emerger, como productor, como director o como intérprete. Ahí está Waterworld para demostrarlo. "No sé por qué ha sido tan difícil. No sé por qué es difícil que la gente crea en esta película. Las he hecho antes, no creo que sean mejores que otra, pero tampoco peores", reconocía el director sobre la dificultad que ha encontrado para levantar esta película. Pasó con Bailando con lobos, con Open Range. "Es como un patrón. Mi problema es que trabajo de manera tradicional, que creo en el cine en pantalla grande. Aquí hay muchos billonarios. Tenía que venir a Cannes o Mónaco a pedirles a los millonarios que financien cine, porque tengo cuatro western", bromeaba Costner que está rodando ahora mismo la tercera parte de este proyecto y cuyas dos primeras llegaran a los cines este verano. "THe arriesgado mis casas para hacer estas películas, si no lo hago mal podré dejárselas a mis hijos, sino, tendrán que buscarse la vida".

Precisamente, su hijo debuta en el cine en esta película, algo de lo que el actor estaba muy orgulloso. "El personaje del chico que no quiere dejar a su padre en ese momento terrible, ese es mi hijo, y nunca había actuado antes", presumía en la rueda de prensa tras haber invertido 50 millones de su fortuna personal en este proyecto. "Mis hijos no están interesados en el cine, y yo siempre he preferido darles papeles a gente que tiene más ilusión de ellos, pero en el fondo soy padre, y lo quería cerca de mí durante el rodaje. Estaba lejos de casa, necesitaba a mi familia cerca y era una manera de tenerlos conmigo". También han acompañado al actor en su puesta de largo en Cannes.

Pese a las alabanzas al cine, a la pantalla grande, a las cortinas que solían tener los cines cuando Costner era un niño, lo cierto es que Horizon está concebida como una serie de televisión, donde cada una de las partes indaga en un tema y en grupo de los que buscaban un hogar en aquella época, justo después de la Guerra Civil americana y que se centra en las luchas por el territorio, en lo inhóspito del paisaje y en la migración que tuvo lugar en aquellos años de europeos, asiáticos y afroamericanos buscando su tierra soñada. Costern se fija en el día a día de los vaqueros, de los oficiales y de las mujeres que les acompañaban. "Es un western escrito con compasión y con humor", decía el autor que ha apostado por una gran presencia de personajes femeninos, entre ellos el de Sienna Miller, una esposa que pierde a su marido y su hijo y que sale adelante junto a su hija con ayuda de las autoridades americanas. "Tenía todo el sentido que la gran parte de los personajes fueran femeninos". El avance de un convoy de bravos por el camino de Santa Fe constituye el hilo conductor. En esta población de pioneros hay solteros, familias, una pareja joven, gente educado, brutos... En definitiva, todo un panel muy variado de personas menos valientes, inconscientes, egoístas, unidas, que buscan su dorado particular.

Uno de ellos es el de una europea que choca con la rueda del oeste. "No conoce las reglas, no entiende que deba estar sucia todo el rato, lo único que pide es un baño caliente para limpiarse", explica la escena el director. "Mucha gente del equipo me ha dicho que esa escena no tenía cabida en un western, pero para mí es lo más lógico que esté. Me interesa saber cómo la gente vivía en ese contexto, cómo se limpiaba, cómo comía. Es por lo que he apostado por ese tipo de escenas", añadía Costner en una decisión que el mismo Almodóvar defendía con su cortometraje Extraña forma de vida, también sobre dos vaqueros en su intimidad. Las escenas íntimas o cotidianas contrastan con la violencia, con los caballos cabalgando entre montañas, con las conversaciones y las batallas. "Me gustan las armas, pero me gusta el lenguaje".

Cabe recordar que el western es el género propiamente americano, junto con el musical, y el que ha creado la leyenda y el relato de cómo se formó Estados Unidos en torno a unos arquetipos que se repetían constantemente en las películas del género y que ahora empiezan a ser refutados. Lo ha hecho Kelly Reichardt en First Cow, mostrando cómo se jode todo en cuanto llega el dinero. Lo ha hecho Chloé Zhao en casi todas sus películas. Lo ha hecho Viggo Mortensen en la recién estrenada Hasta el fin del mundo y , por supuesto, Martin Scorsese, que en Los asesinos de la luna pidió perdón por el daño causado al perpetrar la violencia contra los nativos americanos, los grandes villanos del género, a quien Scorsese retrata con solemnidad y respeto.

Ante todo esto, sorprende que Kevin Costern haya apostado por mantener todos y cada uno de los esquemas. Lo que hace el director es ofrecernos una visión de los diferentes grupos que trataban de buscar un hogar y un territorio en ese salvaje oeste, vastas tierras llenas de naturaleza inhóspita que había que domar. Sin embargo, la primera escena es una violenta refriega provocada por los Apaches, temibles y crueles como ellos solos, según el retrato del director. "Soy consciente de la raza. Vivo en un lugar llamado Compton, California. Financié una película llamada Black and White. Era mi manera de mostrar el nivel de racismo que existe en nuestro país. Soy absolutamente consciente de lo que está en juego cuando hago una película y, por eso, trato de representar a la gente. La población china fue una parte muy importante, también los afroamericanos, que comenzaron a poblar Occidente", decía el actor.

No existe ninguna nación actual que mantenga una relación tan estrecha entre el mito y la historia. Volviendo a Scorsese, el director explicaba cómo se había masacrado a la población nativa de dos maneras, en la historia en sí misma, reduciéndolos a un pedazo de tierra ínfimo y robando la mayoría de sus posesiones, y en la ficción, generando un relato sobre ellos que en nada se parece a la realidad. "No puedo contar la historia de los nativos americanos", insistía el director que recibió muchos elogios por parte de esta comunidad con Bailando con lobos. "Esa historia era sobre mi, yo no puedo hablar por ningún colectivo. Escribo desde mi punto de vista, pero creo que la película es siempre más interesante cuanta más gente real aparezca!.