Marc Giró: "De pequeño me llamaban mariquita. Eso era un defecto en aquella España, pero le he sacado partido"

Marc Giró tiene la teoría de que la gente con poder habla despacio y, por eso, él dispara sus frases sin parar. Habla rápido para colocar sus mensajes, para empoderarse. El presentador de «Late Xou» (La 2) reconoce que tiene «varias imperfecciones», pero que las exprime para sacarles el máximo partido. «De pequeño, me dijeron que era mariquita. Eso era un defecto a todas luces en la España del franquismo y la Transición, pero le he sacado partido», explica Giró, que bromea con haber sacado provecho hasta de su dislexia. La dislexia podría jugarle malas pasadas con el teleprónter, pero él no le da más importancia y reconoce que «lo lee mal». Aunque estudió Historia del arte y fue durante años editor de la revista Marie Claire, Giró se ha hecho fuerte en la televisión. Su programa Late Xou ganó el Ondas a mejor contenido de proximidad en 2023 y Giró celebró ese premio como «un reconocimiento merecido» porque él no tiene «falsa modestia». El showman catalán recuerda con Aimar Bretos el entusiasmo con el que se subió al escenario y la intensidad con la que vivió ese momento y está convencido de que «hay que llorar en los entierros y celebrar los premios». El programa tiene la estructura de un «late night» «al más puro estilo americano, pero con un toque mediterráneo», porque las entrevistas se diseñan «a mayor gloria del invitado». Giró es muy tajante cuando le preguntan por los inconvenientes de que sus invitados estén promocionando películas, libros o series: «Yo he llegado a muchísimos artefactos culturales, ya sea una exposición, un libro, un cantante o una que hace TikTok que me ha hecho infinitamente feliz, gracias a que los medios de comunicación hacen promo». Giró ya ha desarrollado un sexto sentido para clasificar a los invitados que pasan por su programa. «Hay un tipo de invitado que entra y está enchufado y al que tú no tienes casi que hacer preguntas» y hay otro «que necesita aclimatarse». Explica que ese tiempo es necesario porque los invitados ven cómo «te abren una cortina, te aplauden en tu cara, hay muchísima luz, y luego te aparezco yo que parezco un husky». Sus ganas de emular a los «late night» americanos implica el pack completo: quiere convertirse en una de esas estrellas de la televisión de Estado Unidos que se retiran después de toda una vida haciendo el mismo programa. «Cuando escucho que hay compañeros que lo dejan porque están cansados, yo supongo que será porque tienen el chalé pagado y con agua calentita», bromea Giró. Reconoce que ha invitado a personas que no comparten sus ideas y que no le contestan. Aunque dice que no tiene líneas rojas, sí reconoce que no invitaría a alguien que quisiera hacer «promo del fascismo» en su programa. Giró no entra en guerras culturales con otros formatos televisivos y elogia el trabajo de compañeros como Pablo Motos. No tiene dudas a la hora de desearle lo mejor a las cadenas de la competencia, porque quiere que le vaya bien a todos los formatos y a todos los profesionales. Al fin de cuentas, es un círculo virtuoso que mejora el producto final de todos. «A Pablo Motos le tengo un gran respeto porque hace un gran programa, donde se nota que se gasta el dinero y paga bien a su equipo», explica Giró que no olvida las condiciones en las que ha trabajado en algunas productoras. «¿En cuántas productoras he trabajado con dos duros, con platós en los que todo era de cartón piedra? He estado en sitios con productores ejecutivos de mudanza y tú ahí sacando la lengua», resume el periodista. En «Late Xou», trabaja a las órdenes de su marido Santi Villas, con el que pactó no discutir en la víspera del programa. Puede que le riña su pareja por el pinganillo, pero Giró reconoce que si eso ha ocurrido, él «no se ha enterado de nada, porque a veces le hablan hasta tres personas a la vez».

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Aimar Bretos entrevista a Marc Giró

Marisol Rojas

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