Cannes 2024 | El homenaje a Maria Schneider, la actriz violada en el rodaje de 'El último tango en París'
En pleno contexto del #MeToo francés, la cineasta Jessica Palud recrea con la ficción lo que vivió la protagonista del filme de Bertolucci que protagonizó junto a Marlon Brando y cómo ocurrió en realidad la famosa escena de la mantequilla
Cannes
Es una de las escenas más populares del cine reciente. La escena en la que Marlon Brando usa la mantequilla en una relación sexual. Hablamos de El último tango en París, película que fue prohibida en Italia, que causó escándalo y que arruinó la vida de la actriz protagonista, una jovencísima María Schneider, que no superó nunca la violación que sufrió en ese rodaje, tal y como contó años después en la prensa y como retrata el film María, donde la directora Jessica Palud aborda desde la ficción aquellos hechos, al tiempo que homenajea a la actriz. La película, que se ha presentado en el Festival de Cannes, en la sección Cannes Premiere, reabre el debate sobre el consentimiento y sobre la violencia hacia las mujeres dentro del cine, en pleno contexto del Me Too francés.
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La directora, que comenzó su carrera como asistente de dirección en Soñadores, el filme del propio Bertolucci, filma un biopic clásico, donde las elipsis son muy importantes, que arranca cuando la Schneider se da cuenta de que quiere ser actriz, obnubilada por la figura de su padre, Daniel Gelin, un hombre que no la reconoció y a quien vio en contadas ocasiones. Era actor y con él entró en la industria. Uno de sus primeros papeles fue el que la consagró. Tenía 19 años y Bernardo Bertolucci vio en ella "una página en blanco", alguien moldeable para la película que quería rodar en París. La historia de dos desconocidos que se conocen y, sin ni decirse su nombre, viven una tórrida relación donde la sumisión sexual era el centro.
La película de Palud se basa en el libro Tu t’appelais María Schneider escrito por la periodista Vanessa Schneider, prima de la actriz. En el mismo, se narra cómo la presión y las condiciones en el set produjeron un profundo impacto emocional en María. “Tuve acceso al guion original de El último tango en París, copia utilizada en el set y anotada por el guionista. La escena no estaba en el guion. Tal como está escrita, se suponía que esta secuencia terminaría con un gesto violento. Pero el día del rodaje, el guionista hace anotaciones al margen, para dejar constancia de todo lo añadido. Antes de disparar, Bernardo Bertolucci solo le dijo a María que llegaría más lejos", cuenta la directora. En la película se explica cómo era costumbre improvisar, buscar lo accidental del cine "Pero ahí, con la mantequilla, se traspasa un límite. Cuando Marlon Brando le baja los pantalones a María y toma la mantequilla, no está escrito. La joven es tomada por sorpresa y clavada en el suelo. El propio Bernardo Bertolucci, en sus comentarios a posteriori, lo reconoció claramente. Dijo que quería verdaderas lágrimas de María, verdadera humillación", incide. De hecho, como explica el personaje en la película y como explicó públicamente antes de morir, esas lágrimas eran de verdad. La directora ha dejado cada una de las palabras que ella dio en las entrevistas, donde se apreciaba un discurso muy comprometido con el feminismo y muy dolido por la violencia sufrida
La actriz Anamaria Vartolomei, protagonista del filme El acontecimiento, es quien interpreta a la Maria Schneider, mientras que el actor Matt Dillon emula a Marlon Brando y Giuseppe Maggio realiza una mala caracterización de Bernardo Bertolucci. El acierto del trabajo de los tres es evitar la caricatura, algo que se refleja también en el trabajo de dirección. Palud opta por ficcionar los hechos, por acercarnos a la bajada a los infiernos de un personaje que fue víctima del machismo y el patriarcado y con la que los espectadores y espectadoras empatizan fácilmente. Es curioso como a pesar de que conocíamos la escena, lo ocurrido detrás y la denuncia de la propia Schneider, hasta no verlo todo ficcionado no se aprecia el dolor y la violencia de ese hecho que marcará para siempre una de las películas de la historia del cine europeo.
La película sirve también para reabrir el debate sobre la seguridad de las mujeres en los rodajes. Tras la proliferación de movimientos como el #MeToo, la industria cinematográfica ha comenzado a implementar protocolos estrictos para proteger a las actrices, especialmente en escenas íntimas y cuando hay intérpretes menores involucrados. Es cierto que esto ha generado resistencia, sobre todo dentro del cine francés. La película, leída en este contexto, tiene un poderoso mensaje político sobre el consentimiento, la ficción, la realidad y sobre la vulnerabilidad de los intérpretes. Pero no se queda ahí. La actriz tardó en recuperarse psicológicamente, como retrata el filme, y dejó a medias algunos proyectos, como el rodaje de El reportero de Antonioni. Ahí cayó en las redes de la heroína, a la que vivió casi una década enganchada. Finalmente, nos muestra Pauld, consiguió regresar al cine, con papeles como Mamma Dracula, La Baby-Sitter, Merry-Go-Round.
La película muestra también cómo las actrices eran víctimas de un exceso de sexualización, sobre todo cuando un productor y un director en pleno rodaje le piden que se quite la camiseta sin que esa acción sea relevante para la trama. Algo a lo que Schneider se niega y algo que ha seguido y sigue pasando. De hecho, otra francesa, Juliette Binoche, reconocía hace unas semanas en Liberation que había sufrido ese tipo de presiones cuando empezó en el cine. “La industria cinematográfica ha evolucionado, pero las historias como la de María nos recuerdan los desafíos persistentes,” dice Palud. De hecho, Scheneider fue una de las primeras actrices en denunciar lo que ocurría dentro de los rodajes, pero nadie la creyó. Ni su agente, que la amonestó por contar esas cosas en la prensa, ni su padre, ni sus compañeros. Por eso, dice Palud, este es un homenaje a ella a quien nadie le pidió perdón. Solo En 2013, cuando ella ya había fallecido, Bertolucci entonó el mea culpa: "Fue una idea que tuvimos con Brando por la mañana. Fui despreciable porque no le dijimos nada. La engañamos porque quería que reaccionara como una niña y no como una actriz. Quería que se sintiera humillada y que gritara".
En un festival de Cannes donde estamos asistiendo a varias maneras de rodar el cuerpo femenino, la directora evita una triple victimación de lo que sufrió Maria Schneider. "Tuve a Nan Goldin como referencia. Su mundo estaba más cerca del de la película. Quería que la imagen fuera cruda y trabajada. En cuanto al encuadre, quería que fuéramos al grano y nos centráramos en lo que ella dice para resaltar siempre a la actriz y animar al espectador a quedarse con ella", explica Palud sobre la puesta en escena y la elección del punto de vista.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...