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Opinión

Déficit de infancia

Nunca antes en la historia habíamos tenido tan pocos niños, algo que trastoca cuestiones tan profundas como la transmisión de la cultura, la solidaridad intergeneracional o la organización de la convivencia

Najat El Hachmi: "Déficit de infancia"

Madrid

Mientras los psicópatas en traje oscuro celebran sus aquelarres fascistas a la luz del día, la humanidad en su conjunto afronta profundos cambios y escenarios nuevos que atañen a nuestra identidad como especie. Uno de los asuntos más importantes es la crisis demográfica que se nos viene encima debido a la baja natalidad. Ya no es algo que solo ocurra en los países desarrollados sino que la falta de nacimientos también se va extendiendo a todo el planeta y las previsiones apuntan a que serán pocas las sociedades que lleguen a la tasa de reemplazo para 2050.

Nunca antes en la historia habíamos tenido tan pocos niños, algo que trastoca cuestiones tan profundas como la transmisión de la cultura, la solidaridad intergeneracional o la organización de la convivencia. Se nos han impuesto los valores del soltero, del individuo que parece surgir por generación espontánea y abomina de cualquier atadura biológica olvidando que nadie sobrevive sin ser cuidado.

Esta figura es la que mejor le va al capitalismo y por eso se promueve con entusiasmo mientras que los niños, si dejamos que lo sean y no los domesticamos a edad temprana, no se amoldan con facilidad a las estructuras del producir, producir, consumir, consumir. Y sin embargo, cuánta falta nos hacen y no solamente por los consabidos motivos económicos sino por la tremenda fuerza vital que les caracteriza.

Si Richard Luor hablaba de un síndrome del déficit de naturaleza quizás habría que empezar a hablar de las consecuencias que tiene en la salud de los adultos no tener nunca contacto con esos locos bajitos que nos recuerdan de dónde venimos. Se ríen más y tienen una mirada nueva sobre el mundo, una contagiosa capacidad de asombro que nos devuelve la ilusión que nos ha hecho perder la experiencia. Un niño es un luminoso espectáculo de vida y alegría, justo lo contrario de esos tristes y oscuros señores que añoran conspiraciones judeomasónicas.

Najat el Hachmi

Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio...