Pablo Iglesias, en 'A las Bravas': "Con toda la mierda que me he comido en política, esto de las bravas..."

Madrid

La vida en política puede ser estresante, frenética y muy sufrida. Sin duda, si alguien puede dar fe de ello es Pablo Iglesias. El exlíder de Podemos y el que fuera vicepresidente del Gobierno desde el 13 de enero de 2022 hasta el 31 de marzo de 2023 en coalición progresista con el PSOE de Pedro Sánchez ha visto mucho durante esa etapa de su vida. Ahora, centrado en su medio de comunicación, Canal Red, y en su nueva faceta de hostelero con su bar 'Garibaldi', Iglesias ha querido reunirse con Raúl Pérez para afrontar el reto de las ocho patatas picantes. No son pocos los que quieren verlo sufrir con ellas, pero no ha sido fácil tumbar a alguien que ha pasado por tanto tan fácilmente.

Aunque sigue con sus proyectos personales, es obvio que Iglesias tiene más tiempo libre que en sus años de político. Ha revelado que se ha aficionado a cierto deporte: "Últimamente juego al pádel con amigos los domingos y como un deporte de señores de cuarenta años, vamos todos los domingos por la mañana y a jugar al pádel al polideportivo de Galapagar". Por otro lado, al ser preguntado por quién querría tener al otro lado de la red para jugar, su respuesta puede no sorprender a muchos: "Un pádel con Miguel Ángel Rodríguez me echaría para echarle la bola a los lados. Me lo imagino insultando y gritando: ¡Comunista! ¡Comunismo con gulag!"

Existe cierta casualidad que, de una manera u otra, puede resultar cómica: Pablo Iglesias e Isabel Díaz Ayuso nacieron exactamente el mismo día, el 17 de octubre de 1978. "Ese día es como lo de 'El día de la Bestia', 17 de octubre de 1978, Madrid, hospital de la Paz en mi caso. Ayuso no sé dónde nace. Imagínate ahí, como las torres Kio en el 'Día de la Bestia' diciendo: 'Esto es una señal satánica, el bien contra el mal. Comunismo o libertad'. Y va ganando el mal".

Su faceta de hostelero fue revelada recientemente, al conocerse que abriría un bar en el barrio de Lavapiés, en Madrid, llamado 'Garibaldi'. Como casi todo lo que le incumbe, se supo mucho sobre él en poco tiempo, desde la carta de comidas que servía hasta los nombres de ciertos platos. Raúl Pérez, bajo el disfraz de Aimar Bretos, ha querido averiguar cómo se trataría en su bar a personas como Eduardo Inda, Hermann Tertsch y Pablo Motos: "Somos un sitio abierto al público y trataríamos a todo el mundo con educación. Es verdad que, a lo mejor algún escupitajo cuando pidan de comer puede llegar, pero salvo eso, que además tendrían que probarlo ante un tribunal, nosotros les trataríamos como a cualquier cliente. Es que les dábamos unas patatitas de estas".

A pesar de la broma, ha querido puntualizar que, tal como ya había explicado, el 'Garibaldi' es un sitio para todos: "Si viene alguien que no te cae bien, pues oye, no abras un bar al público. Esto no es tu casa. Esto es un sitio en el que hay que tratar con educación y de manera correcta a todo el mundo. Y si vienen estos, pues se les pone lo que pidan. Si han venido además de algunos de estos, como pensando que les íbamos a torturar en la checa que tenemos ahí al fondo del bar, y han tenido que volver y decir que igual no se come mal".

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Mucho ha tenido Raúl Pérez que esforzarse para ver tambalearse a Iglesias ante el reto de 'A la Bravas'. El expolítico se ha mantenido firme durante toda la entrevista, e incluso se ha atrevido a coger la guitarra y realizar un breve concierto acústico. Tan solo la séptima patata pudo sembrarle la duda sobre si terminar o no la travesía, no sin antes acordarse de Héctor de Miguel, director de Hora Veintipico. "Piensa que con toda la mierda que me he comido yo en política, yo puedo con todo".