Rafa Nadal ha vuelto a disputar un partido de Roland Garros más de 700 días después. El tenista manacorí, que no estuvo presente en la edición de 2023 por lesión, llega al Grand Slam de Francia con el claro objetivo de cuajar la mejor participación posible. Tras caer en segunda ronda en el Masters de Roma ante Hurkacz, ha tenido dos semanas para entrenar y ponerse a punto para un torneo de tan altas exigencias. La Phillippe Chatrier, con muchas ganas de volver a ver a Nadal en la pista francesa, le recibió como se merece. Puesta en pie, no paró ovacionar a Rafa durante el calentamiento del balear, haciendo que todos se vinieran especialmente arriba cuando el «speaker» recordaba los catorce años en los que había levantado el trofeo al cielo de París. El partido no pudo empezar mejor para Zverev, que comenzó la primera manga con un «break» a favor para terminar cerrando el set con un 6-3 en su casillero tras realizar una nueva rotura. En el segundo set, y con mejores sensaciones, Rafa Nadal fue de menos a más y comenzó a hacerse grande en la Philippe Chatrier. Desde que comenzó a ganar sus primeros buenos puntos en el partido ante Zverev, Nadal no tardó en hacer sus épicas celebraciones sobre la tierra batida del Grand Slam francés. En un punto en el que, con su saque, hizo mover al alemán de un lado al otro de la pista, Rafa festejó por todo lo alto su buena bola a la que no pudo llegar Zverev. Tras lograrlo, saltó, apretó el puño y soltó toda la rabia tras un primer set difícil para él. «Vamos ya, hostia», se le pudo leer en los labios a Nadal, consciente de que tenía que encontrar su mejor tenis en el segundo set si no quería que Zverev se le pusiera con un 2-0 en su contra.