Ignasi Taltavull y Tomás Fuentes, presentadores del pódcast 'La Ruina': "Todas las 'ruinas' acaban siendo una concatenación de decisiones de mierda"

Madrid

Te pones el pijama, te metes en la cama y cuando estás a punto de quedarte dormido... te acuerdas de aquella vez en la que hiciste el ridículo con tus suegros, de esa boda en la que bebiste de más o de aquella cita Tinder de la que tuviste que salir pitando. Momentos 'tierra, trágame' de los que se nutren Ignasi Taltavull y Tomás Fuentes, presentadores del pódcast 'La Ruina'; un espacio en el que el público, gente anónima, se anima a narrar sus anécdotas más patéticas. Ambos reconocen que, cuando pusieron en marcha el proyecto, no se imaginaron que podrían hacer "tantísimos shows", ni tampoco que la gente fuera a subirse al escenario sin ningún tipo de pudor a contar sus anécdotas más íntimas.

El triunfo de los perdedores

Para Fuentes y Taltavull, 'La Ruina' tiene un punto que es como el triunfo de los perdedores. "Te quita mucha presión, es un espacio donde no tienes que hacer ver que eres más listo de lo que realmente eres o que tienes más éxito del que realmente tienes, sino al revés. Es decir, mira, yo también me creo más listo de lo que soy. Y aquí fui absolutamente estúpido y todo el mundo me miró por el ridículo que hice", han explicado.

La fórmula para una "ruina perfecta" no existe, según sus presentadores, sino que al final, todas acaban siendo una "concatenación de decisiones de mierda". Aunque la clave, han dicho, es que al final "tú tienes que quedar mal y ser víctima de tu propia estupidez". Hay 'ruinas' que se ven venir conforme avanza la historia, mientras que otras nunca sabes cómo van a terminar. "A mí me mola cuando hay un remate de buah, esto no me lo esperaba", ha dicho Taltavull. La mayoría son historias que pasaron hace tiempo, "nunca suelen ser del mismo año porque la gente se espera que prescriban de alguna forma".

El dúo cómico no suele editar las anécdotas del público, aunque han confesado que hay veces en las que tienen que hacerlo para "proteger" a quienes cuentan su ruina: "A veces están tan emocionados que dicen cosas como "mi jefe es un gilipollas" y, claro, tenemos que cortarlo para que no le echen del trabajo".

En manos del público

'La Ruina' fue su primer proyecto, ni Fuentes ni Taltavull se habían puesto antes frente al público y mucho menos habían improvisado. "Nos daba miedo. No sabíamos si lo íbamos a hacer bien o si iba a haber química con el público. Ahora, es una tranquilidad. Hemos tenido mucha suerte", han resaltado. Además, en cada show los cómicos están acompañados por un personaje famoso, lo que les ayuda a tener un ambiente más fresco y a estar "más lúcidos" para sacar algo divertido. "Ahora confiamos en que la gente va a traer cosas divertidas y que nosotros lo vamos a poder resolver", han asegurado.

La pandemia fue un punto de inflexión para ellos. Era uno de los únicos shows que necesitaba de público para poder funcionar, pero, sin embargo, el confinamiento no fue un impedimento para seguir creciendo. "Pensábamos que se iba a acabar todo, pero, curiosamente, como la gente estaba encerrada en casa, empezó a buscar entretenimiento donde pudieran. Pasamos de tener un público de 35 personas antes del Coronavirus, a más de 200", han contado. Además, el cómico Berto Romero también los recomendó en 'Nadie Sabe Nada', el programa que presenta junto a Buenafuente. "Las estadísticas del pódcast se dispararon", han recordado.