No es solo cosa de jóvenes: todos quieren conciliar y mejores condiciones en el trabajo
"Hay un cambio general de la relacion del individo con el trabajo a todas las edades", destaca en 'Hoy por hoy' el catedrático de Sociología, Jorge Benedicto
Un grupo de trabajadores en la oficina. / Thomas Barwick
La generación Z, nacida a partir de 1994, es la más preparada de la historia, pero sufre más que las anteriores el paro, la precariedad y los bajos salarios. Según el barómetro de 40dB. para Cadena SER, esta es, en general, la generación menos satisfecha con el trabajo, lamentándose más que otras del horario y la carga laboral. Tampoco creen que trabajar en la misma empresa toda la vida sea algo positivo.
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Valoran de forma especial tener tiempo de vida personal, un salario justo para poder llegar a final de mes y cuidar la salud mental. Quizá por eso no vale cualquier empresa. "Tienen en cuenta especialmente el sentirse valorados en el entorno laboral y que los valores de la empresa tengan que ver con ellos mismo, que no estén muy alejados", explica Cora de Diego, Business Manager de HAYS. Es la encargada de acompañar todo el proceso de selección de un trabajador, analizar sus perfiles e informar a los candidatos de cómo es la empresa: "Les preocupa qué ambiente se van a encontrar. Los candidatos piden mayor flexibilidad de horarios y condiciones, teletrabajo y garantía de movimientos".
"Un buen trabajo depende de varios factores. Por supuesto, el salario porque todos tenemos gastos. Y el tema del horario en el sentido de que es muy importante el tema de la salud mental, y que se pueda compaginar con la vida social, familiar y de ocio. Eso es fundamental para que no te consuma", explica Lorena, de 22 años. Raquel añade que un buen trabajo es el que le permita además de compaginar la vida laboral y personal tener tiempo para dedicarlo a ella misma como ir al gimnasio.
El catedrático de Sociología de la UNED, Jorge Benedicto, sostiene que hay un cambio general de la sociedad respecto al mundo laboral, pero que los jóvenes son más explícitos: "Hay un cambio general de la relación del individuo con el trabajo a todas las edades. Lo llevamos viendo desde hace tiempo, pero ha ido a más desde la crisis de 2008 y ahora con la pandemia. Puedes ver en casi todos los grupos de edad las reclamaciones de tener vida propia". Opina que antes no se expresaban esas demandas porque el entorno laboral era distinto. "La idea de la seguridad en el trabajo estaba más establecida y era central en la realización de la persona", explica. El contexto de incertidumbre y precariedad ahonda este sentir.
Ana Rubio (19 años) pasó un año en Australia: "Me fui porque tenía la intención de encontrar una meta, pero no la encontré. Volví, me puse a hacer la carrera y me está gustando". Estudia Relaciones Laborales y Recursos Humanos. "Hoy día, el trabajo ya no es el punto decisivo a la hora de construir las metas y bienestar de cada persona. Hay otras muchas actividades que nos aportan y realizan como personas, por eso priorizamos empleos que nos permiten desarrollar nuestra vida profesional y personal de la mano. Además, las condiciones que se nos ofrecen a los jóvenes son excesivamente precarias", explica.
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El sociólogo no cree que sea una juventud menos sacrificada sino que el mercado laboral cambia y los jóvenes tienen que cambiar su manera de afrontar el trabajo. España lidera la tasa de paro juvenil en Europa: un 27%, cuando la media está en el 14%.
