Prudencia
El problema no es que un juez investigue o que el PP haya cambiado su punto de vista respecto a la política exterior de España, el problema es el feroz aprovechamiento político que se quiere hacer de todo
Punto y 25 | Prudencia
Madrid
Prudencia suele ser un buen requisito, una condición necesaria, para ejercer la política. Son sinónimos cautela o seriedad, todas cualidades valoradas y contrapuestas, no a audacia, sino a temeridad, que es otra cosa. Prudente hubiera sido que el jefe de la oposición valorara que el gobierno español reconozca al estado de Palestina, teniendo en cuenta que es algo a cuyo favor votó el PP en 2014. Pero no, los portavoces del Partido Popular acusan al presidente del Gobierno de antisemita, y el propio señor Feijóo le acusa de haber efectuado ese reconocimiento por puro interés electoral y no porque tenga algo que ver con la trágica situación en Gaza. Prudente hubiera sido que cuando se anunció que un juez investigaba a la esposa del presidente en relación con las ayudas a un grupo de empresas, el señor Núñez Feijóo hubiera dicho que no tenía nada que comentar, a la espera de saber a qué conclusión llegaba ese juez, no fuera a ser que terminara por cerrar el caso sin encontrar delito alguno. Pero no, el jefe de la oposición pide la dimisión del presidente y acusa a su entorno de corrupción. El problema no es que un juez investigue o que el PP haya cambiado su punto de vista respecto a la política exterior de España, el problema es el feroz aprovechamiento político que se quiere hacer de todo. Este tipo de aprovechamiento extremo de cualquier circunstancia se produce solo cuando el opositor no encuentra la manera de ejercer la oposición. Y ese es el problema fundamental en España, que el sistema gobierno/oposición no funciona en términos de crítica política ni de ofertas contrapuestas, sino de ataques indiscriminados, sin la menor prudencia ni discreción.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL...