Censura clasista en la biblioteca pública
Leí libre sin que nadie me viniera a decir qué y qué no podía leer
Najat El Hachmi: "Censura clasista en la biblioteca pública"
Madrid
Pobres y ricos son menos desiguales gracias a las bibliotecas públicas. Las damos por sentadas porque casi todos tenemos una al alcance, pero si no existieran, quienes no pueden pagarla no podrían tener acceso a la cultura. Yo fui una niña de biblioteca pública y eso me salvó de los devastadores efectos de vivir en una casa sin libros. Leí libre sin que nadie me viniera a decir qué y qué no podía leer.
Más información
De esa libertad parte la noción misma de un equipamiento público que pagamos colectivamente. Son los trabajadores quienes deciden qué adquisiciones se hacen, no en función de unos valores morales o políticos sino de lo que pueda interesar a los usuarios en toda su amplia diversidad. Jesús Albiol, edil voxista de Burriana, no parece tener muy clara esta noción tan fundamental de la democracia y desde que accediera al cargo se ha dado a conocer por unas pulsiones censoras que no sabe o no quiere refrenar propias de tiempos muy grises.
Decidió meter mano en la toma de decisiones de los bibliotecarios imponiendo criterios ideológicos a la cultura, primero cancelando suscripciones a revistas infantiles en catalán y ahora impidiendo la adquisición de Barbie y 20.000 especies de abejas. Albiol copia la deriva censora de algunos estados de Estados Unidos y se toma el trabajo de decidir qué es bueno y qué no para los ciudadanos de Burriana.
Eso sí, para los ciudadanos pobres que no se puedan pagar la suscripción a una plataforma o no puedan ir al cine, porque cualquiera con más dinero puede ver las pelis sin problemas o comprarse las revistas. Así que no solo se trata de censura pura y dura, sino que es censura claramente clasista.
Najat el Hachmi
Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio...