Los nexos con el ISIS, el apoyo de los hutíes y el pago de los rescates dan alas a los ‘piratas del Índico’

Los crecientes desafíos a la seguridad marítima en el Océano Índico, el Golfo de Adén y el Mar Rojo han propiciado una imagen única. Nunca antes se habían reunido en un mismo foro los almirantes que lideran las principales misiones de seguridad marítima bajo el paraguas de la Unión Europea, EUNAVFOR ATALANTA (contra la piratería en el Índico), ASPIDES (en el Mar Rojo), la Operación AGENOR (que protege el Estrecho de Ormuz) y la Combined Maritime Forces (asociación marítima multinacional) de la que depende la operación Guardián de la Prosperidad liderada por EE.UU.

La 15ª Reunión Estratégica de la Industria sobre Seguridad Marítima - organizada por la Fuerza Naval de la Unión Europea (EUNAVFOR)- ha servido para analizar los principales retos ante la escalada de ataques que están sufriendo los buques mercantes que atraviesan esas aguas. La conclusión no puede ser más preocupante: “La piratería ha vuelto y lo ha hecho más fuerte”, ha alertado el almirante Ignacio Villanueva, comandante de la Operación EUNAVFOR ATALANTA, consciente de que “la piratería estaba contenida, pero no erradicada”.

El mejor ejemplo de que la piratería ha resurgido con más fuerza es que, desde noviembre, 35 buques y barcos pesqueros han sufrido ataques de piratas en aguas del Índico. Actualmente, hay tres grupos armados activos que operan en esas aguas frente a las costas de Somalia, además se han localizado siete campamentos de piratas que suministran la logística necesaria para que puedan ejecutar sus asaltos. Su poder es cada vez mayor, pero siempre se han encontrado con la resistencia de la Fuerza Marítima Europea que ha detenido a más de 20 piratas en los últimos tres meses. “Es un buen número que demuestra la eficacia de la fuerza de ATALANTA”, defiende el almirante Villanueva. Esa reacción de la misión europea liderada por España ha permitido entregar a la justicia a 171 piratas, de los cuales 145 han sido condenados. “Ya no es como antes que había una cierta inmunidad para los piratas. Ahora, siempre estamos coordinados y discutiendo entre los aliados qué se puede hacer mejor para que la fuerza marítima actúe contra ellos”, explica el máximo responsable de la misión ATALANTA que lucha contra la piratería en el Índico.

El pago de rescate incentiva los secuestros

Hay varias razones que explican el porqué del incremento de la piratería en esas aguas frente a las costas de Somalia. Una de ellas es el pago de los rescates que exigen los piratas para liberar a la tripulación de los cargueros secuestrados. “El pago del rescate lo que hace es alentar todavía más la piratería”, admite el almirante Villanueva. Según fuentes oficiales consultadas por la SER, en tres de los últimos rescates en los que ha participado la misión ATALANTA, los armadores del barco optaron por pagar un rescate a los piratas para conseguir la liberación de su tripulación. Ese gesto “no ayuda a quienes luchan contra la piratería”, reconocen en privado fuentes oficiales, críticas con ese tipo de operaciones porque “incentivan” y “nutren de fondos” a estos grupos armados para seguir actuando.

Otro de los motivos del auge de la piratería en el mar es el apoyo que están recibiendo estos grupos armados. Los servicios de inteligencia de Somalia han detectado un nexo entre los hutíes, los piratas y terroristas del ISIS. “Hay evidencias de que han actuado en operaciones conjuntas estos tres grupos”, según ha relatado el comandante de la misión ATALANTA.

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¿Una única misión?

La operación ATALANTA termina su mandato el próximo mes de diciembre. Será entonces cuando los países de la UE decidirán si prorrogan esta misión que lidera Espñaa desde 2019 – con base permanente en Rota-. Sobre la mesa hay un complejo debate sobre la posibilidad de agrupar algunas de estas operaciones, que tienen misiones distintas, pero un objetivo común y un radio de acción muy similar. Es el caso de la operación AGENOR que lidera Francia en el Estrecho Ormuz, cuyo Cuartel General está estratégicamente situado en la base naval francesa de Abu Dhabi, aprovechando su asociación con los Emiratos Árabes Unidos para seguir de cerca la situación de la seguridad en la región.

Su máximo responsable no oculta la necesidad de agrupar todas las operaciones en una única misión: “Desde un punto de vista europeo, lo que sería más lógico es tener una sola operación que se ocupe de todas esas amenazas. Una única misión sería más eficiente para brindar seguridad en la zona. Necesitamos racionalizar los recursos porque no estoy seguro de que podamos soportar tener tres misiones diferentes, nos estamos coordinando bien, pero tenemos tres operaciones distintas para una zona común, por lo que necesitamos afrontar ese tema”, admite el Vicealmirante Emmanuel Slaars, comandante de la Operación de Vigilancia Marítima Europea del Estrecho de Ormuz (EMASOH OPCDR).

Esa visión no se defiende de forma unánime por parte de todos los actores implicados: “ATALANTA será lo que las naciones quieran, no lo que los comandantes quieran. Las naciones tienen una decisión que tomar, tenemos mandatos que terminan, tenemos una situación de amenaza muy exigente y en breve veremos una revisión estratégica y qué decisión toma las naciones sobre los futuros de las siguientes operaciones”, zanja el almirante Villanueva.

Recientemente, la Operación Atalanta logró la liberación del buque mercante Basilisk, de bandera liberiana, en aguas próximas a Somalia. Aquella actuación permitió poner a salvo a los 17 tripulantes, que fueron evacuados en la fragata Canarias de la Armada española.