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Tiene 102 años, todavía trabaja en el negocio que abrió en 1940 y tiene claro cuál es el mejor consejo para una vida feliz

"Leo todo. Leo las cosas que me interesan, pero leo el primer y el último párrafo de la mayoría, para que tengas una comprensión general"

Imagen recurso de dos manos de personas mayores. / Pixabay

Madrid

Tiene 102 años y muchas décadas de trabajo a sus espaldas, pero Deborah Szekely todavía conserva una vitalidad inaudita para su edad. Trabaja tres días a la semana en el negocio que abrió con su marido en 1940 y tiene claro lo que ha aprendido en estos años de vida y, sobre todo, cuál es la clave para envejecer feliz, como ha revelado en una entrevista en el medio estadounidense CNBC.

El negocio del matrimonio, un resort llamado Rancho La Puerta, nació en un momento muy convulso, con la Segunda Guerra Mundial a la puerta de la esquina. "No teníamos dinero y llegó la guerra. Mi marido debía ir a Inglaterra", ha declarado Szekely. Al llegar la guerra la visa estadounidense de su marido, Edmond, caducó, por lo que tuvieron que buscarse otra manera de vivir ante el riesgo de que su marido sufriera las consecuencias del régimen nazi.

"Le dijeron que tenía que irse antes del 1 de junio o ser devuelto a su país de origen, donde su herencia judía era una sentencia de muerte", afirma. Fue entonces cuando la pareja decidió mudarse a México, cerca de la frontera con San Diego, y allí fue donde fundaron su negocio, enfocado a la salud y en el mundo fitness que continúa más vivo que nunca.

A lo largo de los años, Szekely ha desempeñado diferentes funciones en el complejo, desde jefa de cocina, a director general y director de actividades. Y todavía no se ha desvinculado de su negocio. A los 102 años, continúa trabajando tres días a la semana, aunque ahora lo dirige su hija. Todavía asiste a reuniones y conferencias en el resort cada martes, miércoles y jueves para saber cómo funciona el negocio y seguir vinculada a él.

Para ella, el secreto para tener una vida plena y feliz es el más sencillo: "Lo principal es seguir aprendiendo". "Leo todo. Leo las cosas que me interesan, pero leo el primer y el último párrafo de la mayoría, para que tengas una comprensión general. Y luego, si es realmente interesante, leo el resto", apostilla.