Carlos Alcaraz no es un tenista convencional. No le sirve la manera fácil. Se agarra a la épica como nadie, desesperar a rivales y espectadores por igual y, cuando todo parece perdido, redobla esfuerzos para llegar a las bolas más ajustadas. Carlos Alcaraz no es un tenista convencional porque esta tarde ha hecho historia: el murciano se ha convertido en el jugador más joven de la historia en ganar un Grand Slam en cada tipo de superficie, con apenas 21 años y un mes. Y lo ha hecho ante un Alexander Zverev, número cuatro del mundo, que ha desplegado su mejor tenis superados de los nervios del primer set y que ha llevado a Alcaraz al límite. Ganó el US Open en pista dura, ganó un épico Wimbledon 2023 ante Djokovic el pasado verano y, con este Roland Garros, hace aún más notable su huella en la historia del tenis. El murciano ha tenido que luchar, sufrir y remontar después de llevarse el primer set, caer en el segundo, dejarse ir en el tercero y volar en el cuarto. En el quinto, con Zverev en la lona tras cinco horas de tenis, Alcaraz ha podido culminar la remontada para volver a encontrar el cielo de París con su puño (6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2). Zverev arrancó el partido con nervios y dos dobles faltas con el saque. Incómodo, el alemán, cambió la raqueta y por arte de magia, su potente saque volvió a encontrar la zona correcta de la pista. Alcaraz forzó el 40 iguales y, con una bonita dejada y paralelo, se llevaba el primer punto de esta larga final. Los nervios de su primer punto de saque también traicionaron a Alcaraz para igualar el partido y, haciendo uso de su potente servicio, el alemán ponía el 2-1. Alcaraz volvía a romper el saque de Zverev con un punto en blanco del alemán para el 2-3. El murciano llegaba a todas las bolas y golpeaba con mucha dureza cada vez que podía soltar la derecha, mientras que su rival se desesperaba con errores no forzados. Incluso cuando el alemán conseguía llegar con su 198 a las dejadas de Alcaraz, sus golpeos no eran buenos, pero aún pudo defender el 3-4 para no regalarle el set a Alcaraz. Sin embargo, no pudo oponer mayor resistencia ante el juego de alturas y la agilidad de Alcaraz, que sumó el 3-5 y el 3-6 para cerrar el primer set en 43 minutos. El segundo set arrancó con un primer juego larguísimo que se debatía entre la ventaja y el iguales constantemente. Alcaraz logró sentenciarlo finalmente con un potente revés a dos manos y colocar la primera piedra de un set clave. Zverev se frustraba, pero seguía refugiándose en su saque ajustado para defenderse de Alcaraz y colocar el 1-1. El alemán comenzó a alargar los puntos, pero las cosas no terminaban de salir: con el 1-2 para el murciano, arrancaron los gestos y las quejas hacia su banquillo. Carlos perdió la referencia tras 1-2 y el alemán respondió dejándole con dos juegos en blanco en pocos minutos para ponerse por delante. El español bajó algo el ritmo, pero mucho más, el alemán cambió la dinámica del primer set y empezó a dejar los mejores destellos de su juego. Tocaba sufrir las turbulencias de un Zverev desatado con su saque y que ganaba todo lo que arrancaba desde el servicio, en el peor momento de Carlos en el partido. Si el primer set había sido claramente para Alcaraz y el segundo claramente para Zverev, el tercero resultó ser el mejor resumen con una igualdad muy ajustada. Los dos, ya metidos en el partido, pusieron sus mejores armas sobre la pista. Las dejadas de Alcaraz, el saque de Zverev, la creatividad del español y el derechazo del alemán. Con una triple bola de break, Alcaraz dio un golpe en la mesa para cambiar las tornas. El juego agresivo de el de El Palmar sorprendió al 4º del mundo para anotar el 2-4 con un juego al resto en blanco. De vuelta a su mejor nivel, Alcaraz siguió combinando las bolas largas con las dejadas para secar a Zverev, obligándole a correr de un lado a otro de la pista y cargando las largas piernas del alemán. Las buenas sensaciones le dieron aire al tenista español y bajaron los brazos de su rival, pero el alemán los levantó muy pronto para el 5-5. El tie-break iba a decidir este tercer set decisivo. Zverev puso la primera piedra para el 6-5 y llegó hasta el 40-30, pero Alcaraz respondió recuperando la ventaja. Con un buen drive y después de llegar a tener el set totalmente en contra, Zverev se llevaba el tercero del partido. Zverev aprovechaba cada pequeña distracción para retrasar sus saques. Incluso llegaba a quejarse de las nubes intermitentes que cubrían el cielo parisino con tal de no sacar en tiempo y forma. Ante el juego psicológico, Alcaraz arrancó el cuarto set con una gran forma y colocó el 0-4. La preocupación creció cuando murciano pedía la asistencia médica y la realización dejaba entrever un vendaje en la parte alta de su muslo izquierdo que no se había visto hasta ahora. A pesar de las posibles molestias, lo físico abandonó más a Zverev, que se empezó a encontrar más lento y pesado sobre la arcilla de París. Alcaraz puso todo su ritmo en la pista y arrasó en el cuarto set para forzar un quinto y último dónde se decidiría absolutamente todo. Zverev estaba más desconectado del partido que nunca, pero, con cuatro horas de partido acumuladas, los dos tenistas buscaban sacar fuerzas de flaqueza. El tenista murciano puso el 1-3 a favor con un juego agónico, persiguiendo cada bola ante los «smash» de Zverev que llovían desde el cielo. El alemán estaba falto de aire y de piernas, poniendo todos sus esfuerzos en el saque y en intentar terminar los puntos lo más rápido posible. Una tras otra, golpe tras golpe, llegó el 2-5. Alcaraz servía para ganar nada más y nada menos que su primer Roland Garros. Con el alemán entregado, llegaba la bola de partido. Una bola para dominar todas las superficies. Y lo hizo. Carlos Alcaraz Garfia, murciano y español, es el nuevo campeón de Roland Garros.