La ultraderecha de Le Pen pone en la encrucijada a Macron
La jugada de póquer o de aprendiz de brujo de Macron de anticipar las legislativas en menos de un mes, y a tres semanas de la celebración de los Juegos Olímpicos de París, espera un veredicto que puede hacer temblar los cimientos no solo franceses sino europeos
París
Nunca antes en unas elecciones, tratándose de una primera vuelta o proporcionales como las europeas que es el único caso en Francia, el Reagrupamiento Nacional (RN) de la ultraderechista Marine Le Pen había tenido unos resultados tan altos. Con el recuento ya oficial del ministerio del Interior, su candidato Jordan Bardella alcanza alrededor del 31,5 por ciento y obtiene 30 diputados. Más que dobla a la candidata del partido macronista, Valérie Hayer, que no llega al 15 por ciento y solo consigue trece diputados, los mismos que el candidato socialista, el independiente Raphaël Glucksmann, que se queda a menos de un punto de diferencia. Algo que impulsó inmediatamente a Macron a convocar unas elecciones legislativas anticipadas la misma noche del escrutinio como un referendo a riesgo de que sea el propio Bardella quien acabe ocupando el puesto del futuro primer ministro tal como desea Le Pen.
“No es un buen resultado para los partidos que defienden Europa”, argumentó el presidente para justificar su decisión añadiendo que “no haré como si no pasara nada”. Y, justo después, anunció esta legislativas a dos vueltas el 30 de junio y el 7 de julio. La decisión tomó por sorpresa a su propio partido, Renacimiento, que estaba esperando ajeno estos resultados en su noche electoral del Barrio Latino. Solo un núcleo restringido de personas en el Elíseo lo sabían y, una hora escasa antes de la alocución televisiva, lo comunicó a los peses pesados del Gobierno. Según revela la prensa francesa, el propio Gabriel Attal, nombrado en enero pasado primer ministro y que aparece como un relevo en 2027 de Macron, se ofreció a dimitir para servir de fusible antes de convocar unas legislativas tan inciertas.
Desde la noche electoral del RN, Le Pen corrió a recoger el guante y declarar que se sentía preparada. “Estas elecciones consagran nuestro movimiento como la gran fuerza alternativa en Francia”, dijo visiblemente satisfecha. “Estamos dispuestos a ejercer el poder si los franceses confían en nosotros en estas próximas elecciones”, aseguró ante la euforia de los suyos. Actualmente, dispone del mayor partido de oposición en la Asamblea, con 88 diputados. La mayoría absoluta se sitúa en 289. Están lejos, pero los diferentes partidos de la mayoría presidencial gobiernan en minoría con 239 y estos comicios les podrían ser fatales.
Como aliados, los macronistas esperan captar a la derecha tradicional de Los Republicanos, que en estas europeas aún retrocedieron más por debajo del 8 por ciento y con únicamente 6 eurodiputados. Es posible que una parte de ellos decidan ponerse bajo el paraguas de la mayoría presidencial, en este giro cada vez más a la derecha de Macron, pero difícilmente sus líderes admitirán ser diluidos completamente. En el caso de Le Pen, puede contar con la ayuda de su sobrina y nieta del patriarca, Jean-Marie -el fundador del predecesor Frente Nacional (FN)-, que aunque ha sacado cinco diputados con un 5,5 por ciento por la formación más radical ¡Reconquista!, de Éric Zemmour, ya ha empezado su acercamiento de vuelta al RN. Una cuestión de familia.
En la izquierda, estas europeas han puesto por delante al Partido Socialista, con Glucksmann que viene de fuera pero aporta el aire fresco necesario a un partido de capa caída que busca distanciarse de la sombra alargada del insumiso Jean-Luc Mélenchon y su coalición en cuarentena Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES). La candidata de la Francia Insumisa, Manon Aubry, logró el 10 por ciento y nueve diputados. Y ya ha empezado el tira y afloja entre los dos polos para ver quién lidera una posible nueva coalición conjunta que impida un mayor derrumbe en la izquierda si van por separado. Entre medio, en las europeas los ecologistas bajaron a un exiguo 5,5 por ciento, con cinco diputados, mientras que los comunistas se limitaron a un 2,7 y se quedaron sin escaños, en función de las reglas francesas para estas elecciones.
La jugada de póquer o de aprendiz de brujo, como tal como titulan los editorialistas en la prensa francesa la decisión de Macron de anticipar las legislativas en menos de un mes, y a tres semanas de la celebración de los Juegos Olímpicos de París, espera un veredicto que puede hacer temblar los cimientos no solo franceses sino europeos.