"Se me han quitado las ganas de no morirme": Maruja Torres, clara sobre por qué Europa se ha "teñido más de negro"

Madrid

Escrito dejó Luis Buñuel en sus memorias que le gustaría poder levantarse de entre los muertos cada diez años para pasarse por un quiosco y comprar unos periódicos.

Hasta hace poco yo pensaba lo mismo, pero en más moderno: una tableta con conexión efímera que me permitiera, también salida de entre los muertos, ponerme al día cada diez años a la hora del aperitivo, tomándome, invisible, una caña imposible en un bar quizá también resucitado para mí sola.

Desde los resultados de las elecciones del último domingo no pienso lo mismo. Ese gran mapa de Europa, de la Unión Europea, tiñéndose más y más de negro, como fotografiado con una lente envuelta por el ala de un murciélago, me ha quitado las ganas de saber y casi las de no morirme, aunque he de reconocer que sí me gustaría levantar cabeza dentro de medio siglo para enterarme por un buen libro de Historia de qué carajo estamos haciendo en este momento.

Nosotros, los europeos, los de los valores humanos y el estado del bienestar. Los abanderados de la paz. Qué habrá sido de nosotros dentro de cincuenta años es algo que me gustaría conocer. En un libro de Historia no escrito por Pío Moa, que igual por entonces sigue vivo y triunfa en todo el orbe. Querría saberlo, no vivirlo. Ni verlo mientras está ocurriendo.