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Ocio y cultura

Alejandro Simón Partal: "La poesía me libera de pamplinas"

El escritor malagueño visita El Faro de Mara Torres y reivindica la poesía como una forma de situarse en el mundo de una manera ética: "No significa que la poesía haga mejor a las personas, pero sí vivir un poco por debajo del mundo y no intentar imponerte, sino ofrecerte a lo que viene"

Alejandro Simón Partal: "La poesía me libera de pamplinas"

Madrid

El planteamiento es el siguiente: un viaje desde la orilla del mar hasta un faro. Las entrevistas de Mara Torres hacen siempre este mismo recorrido, aunque cada invitado elige su punto de origen y su lugar destino. Alejandro Simón Partal nos ha llevado primero hasta la playa de Estepona, donde pronto descubrió que el mar es caprichoso y narcisista: "Creo que el mar que yo he visto se ha ido adaptando a mi mirada. De pequeño lo veía con fascinación, incluso fantaseaba con la parte de África que se ve a través del Estrecho, pero con el tiempo se convirtió en miedo e indignación, con ese fondo de cadáveres de muertos, y también en frenesí, sexo y euforia", cuenta el escritor.

Alejandro Simón Partal: "La poesía me libera de pamplinas"

Este niño, que aparte de ser observador también era tímido y casero, dejó su Málaga natal con 15 años para irse a vivir a Sevilla y meterse en el club de baloncesto Caja San Fernando. "Tuve un cambio muy fuerte gracias al deporte. Aunque no estaba mal en casa, sentí una liberación. Y, fíjate, las duchas me vinieron muy bien porque, al ducharnos todos juntos, desprejuicié mi cuerpo. El baloncesto me sirvió para vivir la vida más relajado", asegura recordando su adolescencia.

En Sevilla también conoció a María Elena, la culpable de su vocación y su pasión por la poesía y la literatura. "Es la mujer que me enseñó a hacer comentarios de texto y a entender que detrás de esos escritos que parecían aburridos o inaccesibles había unas vidas fabulosas", cuenta. María Elena fue de esas profesoras que supieron detectar el talento de sus alumnos, por lo menos el de Simón Partal, y motivarle para seguir alimentando su curiosidad. "Me dejaba faltar a la clase de las ocho de la mañana, porque yo entrenaba mucho y estaba agotado, y luego quedaba con ella por la tarde para revisar los comentarios de texto. Fue quien, de alguna manera, activó mi amor por la poesía". Murió en 2010, cuando él ya había publicado El guiño de la Chatarra, su primer poemario. Algo adolescente, dice el propio Partal, que cree que "deberían prohibir publicar antes de los 30" para no avergonzarles tanto. María Elena posiblemente no opinaría lo mismo cuando le vio presentándolo en la Casa del Libro de Sevilla.

"¿Qué te da la poesía", le ha preguntado Mara Torres. Ambos, periodista y poeta, saben que es una cuestión complicada de responder, pero no por ello imposible: "La poesía me tranquiliza, me libera de esa ansiedad por la rentabilidad, por lo utilitario y me coloca en el mundo de una forma ética, que es en la que yo quiero estar. No significa que la poesía haga mejor a las personas, pero sí puedes vivir un poco por debajo del mundo y no intentar imponerte, sino ofrecerte a lo que viene. A mí la poesía me libera de pamplinas".