Un experto en subastas de arte cuenta cómo se decide el precio de salida de una obra: "El proceso es súper rápido"
Jaime Mato, consejero delegado de una casa de apuestas de arte, cuenta cómo fijan el precio de las obras
¿Cómo llega un objeto a subastarse? ¿Cómo se le pone precio?
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El cuadro de el Ecce homo de Caravaggio ya puede disfrutarse en el Museo del Prado pero, a diferencia de otras obras de grandes artistas, no siempre ha sido así. Fue en el año 2021 cuando llegó a una casa de subastas madrileña un cuadro que, en un principio, se confundió con una imitación. Se subastó por 1.500 euros y posteriormente se descubrió que se trataba de una pieza única firmada por el genio italiano del claroscuro.
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La aparición de esta pieza de arte tiene un gran valor, ya que de Caravaggio solo conocemos alrededor de 80 obras y ante los micrófonos de 'Hoy por Hoy' ha querido hablar Jaime Mato, uno de los responsables de su descubrimiento. Mato es el consejero delegado de Ansorena, una sala de subastas especializada en arte y joyas. El negocio comenzó en 1845 por el tatarabuelo del entrevistado, que era joyero. Ya en los 70, los progenitores del actual dueño, decidieron que las subastas eran un complemento a esta actividad.
Tal y como cuenta el propio Mato, la forma en la que este cuadro llegó a sus manos es la misma en la que lo hacen otras obras. "Lo habitual es la gente que llega con una obra de arte que tiene en su casa", explica y continúa detallando que muchas veces son "trmas de testamentaria o coleccionistas que quieren cambiar la línea de su colección". En el caso del cuadro secreto de Caravaggio se trataba de una obra heredada cuyos propietarios actuales contactaron con Ansorena para conocer su valor.
En este sentido, Mato habla de un proceso "súper rápido" a la hora de catalogar la obra para posteriormente ser subastada. "Desde que llega una obra a nosotros a lo mejor se tarda 30, 40, 50 días en poner en la subasta, más el proceso de haberlo preparado con el catálogo", indica. Asimismo, cuenta que hay ocasiones en las que no da tiempo a hacer un análisis en profundidad: "Estudiar las obras hay veces que no da tiempo a estudiarla. Es estudiarla, como en este caso, un poco a posteriori. Pero estudiamos las obras, las valoramos y proponemos un poco las los precios para poder sacar la subasta".
Para intervenir en este proceso, Mato cuenta con "un maravilloso equipo de expertos" que es quién sitúa la cuantía de salida de la pieza. Ellos están al día de cómo funcionan los precios de mercado, cuenta el consejero delegado, y explica que hay una base de datos inmensa de precios de ventas a nivel mundial porque, tal y como especifica, el 40% de los clientes de Ansorena son internacionales. Justamente con la información de la base de datos y con ese conocimiento de los expertos, se valora, se prepara el catálogo, se hace un catálogo tanto físico en papel, como online y bueno, y ahí hay una exposición para que los grandes coleccionistas vean la obra, acompañados normalmente por un restaurador que la ve y valora en qué condiciones está.
¿Cómo es una subasta en la vida real?
Estamos acostumbrados a ver escenas de películas en el cine, con esa gente levantando diferentes carteles y subiendo cada vez más y más el precio. Al ser preguntado por la distancia entre estas subastas y las que tienen lugar en Ansorena, Mato responde que "básicamente son así". Sin embargo, habla de una diferencia que no está presente en la ficción y sí en los salones de subasta de la vida real: las nuevas tecnologías. "Hoy, desde el cliente que está en la propia sala, hasta quien puja a través de nuestra web", señala y continúa diciendo que "se puede hacer las pujas a través de teléfono, se pueden hacer ofertas por escrito y nosotros nos ocupamos en nombre del cliente de hacerlo".
Al ser preguntado por si alguna vez hay piezas que se pensaban vender muy caras y acaban subastándose por un precio muy inferior, Mato es honesto y señala que "por supuesto que ocurre", aunque matiza que existe un cierto criterio antes de la subasta que por lo general no falla y admite que en algunas ocasiones se llevan sorprendas. "También hay que decirlo", confirma.