Punto de Fuga
Internacional

Explotación de los trabajadores del campo, la tarea pendiente de Europa

Intermón Oxfam denuncia que millones de migrantes sufren abusos laborales en la agricultura europea

Trabajadoras marroquíes con su compra en una carretera de Huelva. Foto:Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Las demandas del sector agrícola y los cambios en la Política Agraria Común han sido uno de los temas con mayor protagonismo en las pasadas elecciones europeas, al que se han agarrado sobre todo la derecha y la ultraderecha. Pero lo han hecho sin abordar el enorme problema que padece el sector en Europa, la explotación de sus trabajadores.

Son trabajadores, en su mayoría migrantes, que sufren explotación laboral y abusos de sus derechos, según denuncia el informe “Esenciales pero invisibles y explotados” del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM), la Universidad Pontificia Comillas y Oxfam Intermón. Carlos Ruiz, investigador de esta última y coautor del estudio, señala que han detectado abusos en las condiciones salariales, precariedad, inestabilidad, o jornadas que sobrepasan las horas permitidas por ley, unas condiciones que sufren especialmente las personas sin papeles y las mujeres.

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El estudio, realizado en los nueve países que lideran la producción agrícola europea, revela que 2,4 millones de personas migrantes trabajan en el sector agrícola europeo, aproximadamente una de cada cuatro lo son. Trabajan cosechando frutas y verduras enfrentándose a “violencia, largas jornadas de trabajo y pagos insuficientes de manera rutinaria”. “Estas personas se encuentran en las escalas salariales más bajas, muchas veces por debajo del mínimo legal”, subraya Ruiz. Sufren “jornadas interminables de trabajo, muchas veces sobrepasando los máximos permitidos por ley, horas extra que no se pagan, descansos inexistentes durante la jornada laboral, y todo rodeado de una inestabilidad laboral constante”, añade.

A la discriminación laboral se suma el problema de la vivienda que afecta a todo el continente y se acentúa en el caso de las personas migrantes, sobre todo por la falta de recursos económicos, pero también por una discriminación social, la de particulares y agencias que no quieren que entren migrantes en sus hogares, documenta el informe. “Estas personas la mayoría de veces o viven en su lugar de trabajo, en las propias fincas, o viven en asentamientos de infravivienda, chabolas o tiendas de campaña”, asegura Ruiz.

Un trabajador migrante del sector agrícola en su alojamiento habitual en un asentamiento improvisado en Huelva. Foto: Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Un trabajador migrante del sector agrícola en su alojamiento habitual en un asentamiento improvisado en Huelva. Foto: Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Además, la lejanía de los asentamientos y las fincas dificulta la integración de los trabajadores migrantes con la población local. Y la desprotección total a la que se ven abocados los trabajadores hace que si, por ejemplo, uno de ellos sufre una accidente o lesión laboral van a tener muchas complicaciones para acceder al sistema público de salud al no tener forma de transporte ni comunicación en su idioma.

De la explotación de trabajadores migrantes no escapan ni siquiera países conocidos por sus buenas condiciones laborales como Suecia. Allí se ha documentado el caso de jornaleros tailandeses con jornadas de 19 horas. Una de las principales conclusiones del informe, relata Ruiz, es que “la explotación de la de la forma de vida de estas personas no tiene fronteras. Se desarrolla allí donde existe una agricultura industrial desarrollada”.

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